”La casilla abandonada donde, según algunos
habitantes del barrio,
se reúnen durante las noches las extrañas criaturas
(Enviados Especiales, 1983)
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por
Andrés Salvador
Ya que solo hay un crimen (…) en sentido universal, que es no enverdecer a los dioses, cuando uno es verde
Charles Fort, El Libro de los Condenados
Charles Fort, El Libro de los Condenados
En este trabajo nos proponemos examinar el posible enmascaramiento de una figura mítica de
la cultura criolla del litoral argentino por humanoides en el caso Gobernador
Virasoro (1983).
Hechos
del Caso Gobernador Virasoro. En diciembre de 1983 en la
ciudad de Gobernador Ingeniero Valentín Virasoro en el Departamento de Santo Tomé
en la Provincia de Corrientes (Argentina), se habría producido en distintas
oportunidades la observación de
criaturas humanoides, que los enviados
especiales del diario El territorio
de Posadas (Misiones) presentan en los siguientes términos:
“Un Vasto sector de la población local se encuentra
conmocionada después que varias personas -la mayoría niños- afirmaron haber
visto en los últimos días a “pequeños hombrecitos de color verde, con un solo
ojo y aspecto inofensivo”, deambulando en las proximidades de los barrios
ubicados al sur de aquí (…) En general,
la mayoría de los presuntos testigos de las apariciones coincidió en describir
a “los hombrecitos” como de “unos 60 centímetros de estatura, piel rugosa y
mirada penetrante” (…) Los “gnomos”, según las distintas especies, emiten
“agudos chillidos” y rehúyen “todo acercamiento con los humanos” (…) Las
extrañas criaturas, según testigos, han sido vistas “en las proximidades de una
casilla abandonada”, sobre el extremo sur de los barrios construidos
recientemente, donde comienza un campo de gran extensión propiedad del
establecimiento “Las Marías” (Enviado Especiales, 1983).
Según se informa: “Las primeras noticias sobre la
aparición de los pequeños hombres verdes -a quienes se denomina popular de
“gentecitos”- se remontan a la madrugada
del 8 de diciembre útimo, cuando uno de ellos -según la descripción- interceptó
el paso de un grupo de jóvenes que se dirigía a pie por la ruta nacional 14
hacia el paraje “Dionisio Sosa”, unos 12 kilómetros al Sur de aquí.
Unos de los
integrantes del grupo -que prefirió no ser identificado- dijo que el
“hombrecito verde parecía querer comunicarnos algo, pero cuando nos aproximamos
huyó despavorido hacia el campo”.
El joven narró
que intentaron localizarlo, pero la oscuridad les impidió una búsqueda más
exhaustiva y decidieron continuar la marcha” (Enviado Especiales, 1983).
Señalan los enviados que: “A todo esto, no pocos niños y
personas adultas que habitan los barrios del sector sur, afirman haber visto
“huellas de pisadas de pequeño tamaño” que podrían pertenecer a los “enanos
verdes”, pero curiosamente nadie hasta el momento ha intentado preservar tales
indicios.
Otros, en
cambio, juran haber “escuchado voces y otros sonidos extraños provenientes de
la casilla abandonada”, donde se supone que los pequeños personajes efectúan
sus reuniones.
Vecinos del
lugar manifestaron que “todas las noches se forman grupos de personas” que
permanecen “hasta la madrugada del día siguiente” en las inmediaciones de la
casilla abandonada aguardando “la aparición de los gentecitos”, mientras otros,
con idéntico propósito, recorren con linternas o faroles el campo situado más
allá del alambrado perimetral.
Hasta ahora, sin
embargo tanto las porfiadas “expediciones” como las persistentes “guardias”
frente al sitio de las supuestas apariciones han resultado infructuosas”
(Enviado Especiales, 1983).
La crónica señala que si bien el criterio generalizado entonces, es el de
que las apariciones se explican como una “psicosis colectiva (…) alimentada por
la reciente aparición de “enanos verdes” en la ciudad de La Plata” (Enviado
Especiales, 1983), en referencia a la presunta
observación de “siete enanitos verdes” con
“un solo ojo y la piel arrugada” (Agostinelli, 2009: 216 y 217) ocurrida en el
barrio de Villa Montoro en La Plata (Buenos Aires - Argentina) en diciembre de
1983[1], no faltó quienes atribuyeran a los humanoides
un “origen extraterrestre” (Enviado
Especiales, 1983).
Los
humanoides en el caso Gobernador Virasoro (1983) y la figura del Yasy Yateré. Ahora, de particular interés para nosotros, es el que los
cronistas advierten la semejanza entre los hechos que se entiende estaban
ocurriendo y las creencias en torno a una figura mítica de la cultura criolla
del litoral argentino como la del Yasy Yateré:
“La fecunda
mitología regional tiene aquí una muestra enigmática -verdadero desafío para
sociólogos y sicólogos- que puede muy bien compararse con la antigua creencia
del Yasy Yateré.
Matices más,
matices menos, la aparición de duendes, hombrecitos, gentecitos o “el enanito
de la siesta” de largo sombrero, que tanto asustaba a los chicos de antaño, se
reedita en la historia que ahora supuestamente acontece en Virasoro.
La leyenda -como
el espiral de la historia- vuelve con algunos aditamentos.
Y aunque desde
el fondo de los vastos campos correntinos; entre espartillares y tártagos, el
“sucedido” en noches de luna o perezosas siestas de verano, hace volar la
imaginación de gente sencilla, consustanciada con una vida muy ligada a la
naturaleza agreste.
En tanto, los
ruidos del silencio, con el Yasy Yateré virasoreño acechando, quita el sueño a
más de uno y mantiene una suerte de suspenso cinematográfico enmarcado por el
escenario fascinante de llanura, bañado y montes” (Enviado Especiales, 1983).
No obstante, solo es posible establecer un relativo isomorfismo
entre los humanoides del caso Gobernador Virasoro (en adelante CGV) y la figura
mítica del Yasi Yateré (en adelante FM), como surge de su examen conforme a una
de las tricotomías del signo propuestas por Charles S. Pierce (Blache,1982:
44):
1. Nivel
Icónico = como se percibe sensorialmente a la figura mítica: CGV: “pequeños
hombrecitos de color verde”, “unos 60 centímetros de estatura, piel rugosa y
mirada penetrante”, emiten “agudos
chillidos”, se asocia a ellos “voces y otros sonidos extraños” y “huellas de
pisadas de pequeño tamaño”. FM: el Yasí-Yateré se presenta como “un ser
pequeño, de aspecto infantil, rubio, de ojos azules” (Blache, 1982: 64)[2].
2. Nivel
indicial = como expresa su actuar: CGV: “a la madrugada (…) uno de ellos (…)
interceptó el paso de un grupo de jóvenes”, el “hombrecito verde parecía querer
comunicarnos algo, pero cuando nos aproximamos huyó despavorido hacia el
campo”, rehúyen “todo acercamiento con los humanos”, son vistos “en las
proximidades de una casilla abandonada[3] (…) donde se supone que
los pequeños personajes efectúan sus reuniones”. FM: el Yasí-Yateré “juega por
los montes” (Blache, 1982: 66) “los parajes alejados o solitarios” (Blache,
1982: 67) y habla (Colombres, 2009: 104). “Es a los niños a quienes más busca.
Le divierte jugar con ellos y desea vivamente su compañía. Cuando algún pequeño
queda cautivo de su gracia, lo lleva consigo, haciéndolo compañero de sus
juegos. Algunos nunca vuelven, otros pierden la voz. Hasta quedan sin memoria”
(Yampey, 2003: 77), “Los actantes que se oponen a la percepción del Yasý Yateré
son la noche, la falta de sol” (Blache, 1982: 66) = “su andar discurre
solamente durante las siestas” (Yampey, 2003: 77).
3. Nivel
simbólico = como la valoriza el informante: CGV: “aspecto inofensivo”, “y
mirada penetrante”, su posible presencia lleva a los niños a modificar su
comportamiento, asunto este que examinamos separadamente. FM: “Este personaje
puede ser muy malo, pero la mayoría de las veces no hace daño. Su función primordial
es la de atemorizar a niños o jóvenes” (Blache, 1982: 68).
Papel
y comportamiento de los niños en
relación al CGV y la FM. Girala Yampey presenta la relación
entre los niños y el Yasy Yateré en el siguiente cuadro: “El duende ama en
especial a los niños. No desea hacerles daño sino gozar de la compañía de los
pequeños. Se siente feliz inventando travesuras para jugar con ellos (…)
Durante las ardientes siestas, Jasyjatere,
busca a los niños y se hace seguir de ellos hasta algún claro en el bosque.
Allí, dan rienda suelta a sus divertidos juegos y convida a los pequeños con
miel que siempre tiene a mano, escondida en el hueco de los árboles. Al goloso
duende rubio le encanta la miel silvestre (…) Una vez llegado al lugar elegido
para estar en compañía de sus amiguitos, inventa los juegos más inverosímiles.
Por momentos, monta sobre algún animal, vuela sobre las alas multicolores de un
gua`a (guacamayo) o brinca al ritmo
de festivas canciones para encantar a sus compañeritos. El entusiasmo crece, junto a la alegría, hasta límites solo
posibles en la límpida inocencia de los niños. Luego, en un arrebato de
regocijo, Jasyjatere, les lame el
rostro y les da un beso en la boca. Los pequeños quedarán atontados y perdidos.
Generalmente, los padres los encuentran vagando sin tino o enredados en lianas
y zarzales” (Yampey, 2003: 78).
En el CGV quienes
afirman haber visto a los humanoides son
en su “mayoría niños”, y se señala que “Los
niños, por su parte, han modificado sustancialmente sus costumbres, en especial
el vagabundeo, ya que la idea de encontrarse con los presuntos
“extraterrestres” ha restado atractivos a la calle y prefieren, ante la
complacencia de las madres, el seguro refugio del hogar”. Es precisamente esta
modificación del comportamiento, que resulta
de una valoración que opera en el nivel simbólico, lo que remite con más
claridad que los isomorfismos que se advierten en el nivel icónico e indicial a la FM; en efecto, refiriéndose
a los destinatarios sobre los que recae la leyenda del Yasy Yateré, observa
Martha Blache que: “Indudablemente, los componentes de la sociedad sobre los
cuales esta narrativa se recorta con mayor incidencia son los niños. El hecho
de mencionarlo los atemoriza, evita que hagan travesuras o los induce a comer.
Básicamente, la creencia en el Yasy Yateré oficia como mecanismo de control
utilizado por la comunidad para asegurarse de que ellos tengan un freno
mientras los mayores duermen la siesta” (Blache, 1982: 70).
Semejanza
de los humanoides del Caso Gobernador Virasoro
con los del Caso Torrent (1965). Es oportuno recordar aquí
que en el Caso Torrent (1965)[4] inicialmente los
humanoides son percibidos como “bultos bajos”, “enanos” de medio metro, más o
menos (Ribera, 1974: 85) mientras que en el Caso Gobernador Virasoro se los presenta como “hombrecitos” de “unos 60 centímetros de
estatura”, pero además es interesante, que se describe a los “pequeños
hombrecitos de color verde, con un solo ojo”, característica que también
presentan los humanoides del Caso Torrent
en la descripción que años antes hace de estos el diario El Territorio: “con un solo ojo a la
altura de la frente y además con un artefacto ubicado en la cabeza que
proyectaba un denso haz de luz” (Ribera, 1974: 84-85); señalemos que en ambos
caso la primera información surge del mismo diario[5].
Posible
enmascaramiento de una figura mítica de la cultura criolla del litoral
argentino por humanoides en el caso Gobernador Virasoro (1983). En el CGV se advierte que la observación de humanoides,
que para los cronistas “reedita” “la antigua creencia del Yasy Yateré”, se
explica como una “psicosis colectiva (contagio, tal vez, de lo ocurrido en la
Plata)” o se les atribuye un “origen extraterrestre” (Enviado Especiales,
1983).
Ahora bien, como la creencia en el Yasý Yateré forma
parte, al momento de los hechos, de una narrativa
vigente[6],
es posible que las explicaciones propuestas sean expresión de la
resignificación de una figura mítica de
la cultura criolla del litoral argentino, ya sea “desacraliza[ndola] = psicosis
colectiva, o “disfraza[ndola] bajo formas <<profanas>>” (Eliade,
1994: 198) = origen extaterrestre.
Estaríamos frente a lo que, con Mircea Eliade, podemos llamar
enmascara[miento] (Eliade, 1994: 164),
esto es el proceso por el cual temas y personajes mitológicos persisten tras
cambiar sus formas clásicas por otras
(Eliade, 1994: 164 y 198)[7], y en el que los medios
masivos de comunicación cumplen un papel significativo (Eliade, 1994: 192)[8] al “tomar y utilizar
innumerables motivos míticos: la lucha entre el Héroe y el Monstruo, los
combates y las pruebas iniciáticas, las figuras y las imágenes ejemplares (la
<<Joven>>, el <<Héroe>>, el paisaje paradisíaco, el
<<Infierno>>, etc.)” (Eliade, 1992: 172).
A
modo de conclusión. Así como “A veces ocurre, raramente, que se
tiene la ocasión de presenciar en vivo la transformación de un acontecimiento
en mito” (Eliade, 1985: 47) el CGV permitiría aproximarnos al momento en que se
opera el enmascaramiento de una
figura mítica = el Yasy Yateré bajo la
forma profana de extraterrestres, o a
su desacralización al proponerse una explicación puramente racional = “psicosis
colectiva”, proceso aquel que debe tenerse presente en el examen de las observaciones
de humanoides asociados o no al fenómeno ovni[9].
Bibliografía
Agostinelli, Alejandro
2009:
Invasores
– Historias reales de extraterrestres en la Argentina.
Buenos Aires, ed. Sudamericana, 2009.
Banchs, Roberto 1994:
Fenómenos aéreos inusuales – Un
enfoque biopsicosocial.
Buenos Aires, ed. Leuka, 1994.
Blache, Martha 1982:
Estructuras del miedo.
Buenos Aires, ed. Plus Ultra, 1982.
Colombres, Adolfo 2009:
Seres
sobrenaturales de la cultura popular argentina.
Buenos Aires, ed. del Sol, 2009.
Eliade, Mircea 1994:
Mito
y realidad.
[Colombia], ed. Labor, trad. cast. de Luis Gil, 1994.
Eliade, Mircea
1992:
Lo
sagrado y lo profano.
Barcelona, ed. Labor, trad. cast. de Luis Gil, 1992.
Eliade, Mircea 1985:
El
mito del eterno retorno.
Barcelona, ed. Planeta-Agostini, trad. cast. de Ricardo
Anaya, 1985.
Enviado Especiales
1983:
Conmoción
en Gobernador Virasoro por una supuesta aparición de “hombrecitos verdes”.
en El Territorio
[Posadas], Jueves 22 de Diciembre de 1983, p. 17.
Ribera, Antonio 1974:
América y los OVNIS.
México, ed. Posada, Serie La Otra Cara -
Colección Duda Semanal 95, 1974.
Yampey, Girala 2003:
Mitos y Leyendas Guaraníes.
Resistencia [Chaco], ed. Universidad Nacional
del Nordeste, 2003.
ANDRÉS
SALVADOR Es Abogado y Profesor de Ciencias Jurídicas. Se interesa
en el Pensamiento simbólico y en el contexto de su pérdida social y sus
consecuencias; asimismo se ha dedicado al estudio de la persistencia del
pensamiento mitológico y su relación con el fenómeno OVNI.Es administrador del
blog OVNIS en Corrientes http://www.ovnisencorrientes.blogspot.com.ar/ que presenta notas e información sobre el fenómeno y
su manifestación en el ámbito de esa Provincia. Es responsable del Café Ufológico de Corrientes, miembro de
la Acadèmie d'Ufologie de Francia y
de la Comisión de Estudio del Fenómeno
Ovni de la República Argentina – CEFORA, así como Director Nacional del
Capítulo de la Mutual UFO Network – MUFON
en Argentina. Está dedicado a la elaboración de un catálogo de los casos
registrados documentalmente en la Provincia de Corrientes entre 1947 y 2001.
1] No examinamos aquí la relación entre la información
periodística relativa a estos hechos y el caso Gobernador Virasoro, cuestión en
la que debe atenderse a las observaciones de Alejandro Agostinelli, 2009: 215-222.
No nos interesan aquí los hechos en tanto que fenómeno físico, sino la
representación social y mediática de estos.
[2] El
Kurupi “cuando se corporeiza, que lo
hace en raras ocasiones, es como un indígena, pequeño y montaraz, de piel
rugosa” (Yampey, 2003: 73).
[3]
Adviértase que la “casilla abandonada”, se encontraba “sobre el extremo sur de
los barrios construidos recientemente, donde comienza un campo de gran
extensión”.
[4]
Examinamos este caso en nuestro trabajo Posible asimilación de los Humanoides del Caso Torrent (1965) a modelos míticos persistentes en el imaginario social de Corrientes, en Alternativa OVNI, Marzo 2013, Número 1, pp. 13-17.
[5] Para el Caso Torrent (1965) véase El Territorio, Posadas (Misiones - Argentina), 31 de enero de 1965.
[6] Sobre
esto es del mayor interés el artículo de Buenaventura R. D. Terán, Vigencia de la narrativa guaraní-jesuitizada
en el folklore del litoral fluvial: Aporte al conocimiento de la literatura
oral de la región bañada por el rio Paraná, en Suplemento Antropológico - Universidad Católica (Asunción -
Paraguay), Vol. XVII, nº 1, junio 1982, pp.213-230.
[7]
Eliade discute algunos de los mitos que persisten en la modernidad en Mitos, sueños y misterios, ed. Compañía
General Fabril, Buenos Aires, 1961, trad. cast. de Lysandro Z. D. Galtier, Los mitos del mundo moderno, pp.19-36.
[8] “Recientes
investigaciones han puesto en claro las estructuras míticas de las imágenes y
de los comportamientos impuestos a las colectividades por la via de los mass-media” (Eliade, 1994: 192); sobre
la relación entre noticias e información periodística y el fenómeno de los
ovnis véase Banchs, 1994: La información
periodística, pp. 23-42.
[9] Desde
una perspectiva distinta a la que aquí
intentamos sirviéndonos de instrumentos teóricos de la Historia de las
Religiones, la Antropología y la Sociología, la relación entre los OVNIS y sus
tripulantes con mitos y materiales legendarios tradicionales, es examinada en
la pionera obra de Jacques Vallée, Pasaporte
a Magonia, ed. Plaza & Janes, Barcelona, 1976, trad. cast. de Antonio
Ribera.