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martes, 5 de noviembre de 2013

UFO DIGEST PUBLICA ARTÍCULO DEL ADMINISTRADOR DE OVNIS EN CORRIENTES SOBRE EL CASO TORRENT (1965)

Andrés Salvador 

UFO Digest
Con traducción de Scott Corrales, editor de Inexplicata - The Journal of Hispanic Ufology, publicación del Institute of Hispanic Ufology (IHU), el UFO Digest Newsletter del pasado 31 de octubre informaba la publicación en UFO Digest de nuestro trabajo: Posible asimilación de los humanoides del Caso Torrent (1965) a modelos míticos persistentes en el imaginario social de Corrientes, bajo el título: The possible resemblance of humanoids in the Torrent Case (1965) to mythical models in the social mindset of Corrientes.

Nuestro agradecimiento al UFO Digest y a Scott Corrales por dar a conocer a un público más amplio el artículo.

sábado, 26 de octubre de 2013

INEXPLICATA -THE JOURNAL OF HISPANIC UFOLOGY PUBLICA ARTÍCULO DEL ADMINISTRADOR DE OVNIS EN CORRIENTES SOBRE EL CASO TORRENT (1965)

Andrés Salvador

Inexplicata - The Journal of Hispanic Ufology

La publicación del Institute of Hispanic Ufology (IHU)  Inexplicata -The Journal of Hispanic Ufology, que presenta casos OVNI y paranormales de España, Sudamérica y el Caribe, ha publicado con el título de: Argentina: The Possible Resemblance of Humanoids in the Torrent Case (1965) to Mythical Models in the Social Mindset of Corrientes, el trabajo de mi autoria: Posible asimilacion de los humanoides del Caso Torrent (1965) a modelos miticos persistentes en el imaginario social de Corrientes, en traducción de su editor, el reconocido investigador y autor Scott Corrales, en quien agradecemos al IHU y a su publicación la posibilidad de dar a conocer el trabajo a los lectores de lengua inglesa.

jueves, 16 de mayo de 2013

POSIBLE ASIMILACION DE LOS HUMANOIDES DEL CASO TORRENT (1965) A MODELOS MITICOS PERSISTENTES EN EL IMAGINARIO SOCIAL DE CORRIENTES

Andrés Salvador 

los monstruos (definidos por Bruno Roy en Aspectos de la marginalidad en la Edad Media, pág. 71, como los extraterrestres de la Edad Media)… 

Jacques Le Goff, Lo maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval
En enero de 1965[1] en Estación Torrent,  localidad ubicada en el Departamento General Alvear de la Provincia de Corrientes (Argentina) se habría producido un incidente con criaturas humanoides que tiene una importante repercusión en los medios[2] y la literatura sobre el fenómeno OVNI[3].

La posterior investigación de Roberto Banchs permite establecer una sustantiva discrepancia entre la experiencia  de los testigos y la información sobre esta. Con la finalidad de aportar elementos que contribuyan a explicar esta diferencia, lo que nos proponemos aquí es examinar la posible asimilación de estos humanoides a modelos míticos persistentes en el imaginario social de Corrientes, en la construcción del relato del encuentro.

Los hechos de Torrent. Existen distintas versiones de los hechos de Torrent, dos de las cuales se encuentran en el libro de Antonio Ribera, América y los OVNIS (1974), de donde tomamos a título de ilustración, la presentada originalmente en el boletín de la Comisión Observadora de Objetos Voladores No Identificados (CODOVNI) de Buenos Aires[4], cuyo corresponsal en Corrientes, Rialto Flores, habría conversado con  Carlos Souriou, hermano de uno de los protagonistas:
“Este es el relato del señor Souriou: esa noche su hermano mayor y algunos peones salieron a cazar tatú y al regresar a la casa vieron unos bultos en la oscuridad, eran bultos bajos, de medio metro, más o menos, por lo que un peón le dijo a su hermano: "son enanitos, patroncitos, vamos a atropellarles a machete", y sacando su machete intentó atacar a los "enanos". En ese momento ocurrió algo raro, el peón quedó con el brazo derecho paralizado y los "enanos" se agrandaron hasta 2.50 metros o menos de alto, entonces su hermano les hizo un disparo con un rifle automático calibre 22 que llevaba consigo, y aquí ocurrió otro misterio, no salió ningún tiro a pesar de que el rifle jamás había fallado. Dice que cambiaba la bala de la recámara y tampoco salía; al verse indefensos huyeron hacia la casa y se encerraron. Otro misterio: de fuera entraba una luz a través de las paredes de madera, iluminaba todo, su hermano menor casi quedó loco de miedo, le daba ataque de nervios y le tapaban con cajas, etcétera, para que no viera la luz. Después de un rato y creyendo que se habían ido los "bichos" como decían los peones, su hermano salió para poner en marcha la camioneta que tenían frente a la casa, no vio a nadie y al llegar al coche le rodearon los hombres sin que se explique de dónde salieron. Su hermano corrió hacia la casa seguido por esos seres y los peones al oír el tropel que venía y pensando que eran los "bichos" cerraron las puertas dejándolo fuera, éste gritó y los peones abrieron la puerta en momentos en que le alcanzaron los hombres y uno de ellos le pasó la mano por la barriga y la cintura cuando él saltó adentro y volvieron a encerrarse. Después de un largo rato salieron de nuevo, los peones se acostaron boca abajo en la camioneta y se fueron a otro campo que poseen en las cercanías. Como los peones no querían ir más al campo tuvieron que trasladarlos a otro campo y a uno despedirlo porque era demasiado el miedo que tenía. Cuando estaban encerrados, los peones ofrecían cada cual más paquetes de velas a los santos. Agregó Souriou que a lo mejor los gigantes estaban al principio acostados o sentados, por eso parecían bajos y después se habrán levantado. Lo mismo los ojos, él no asegura, dice a lo mejor eran reflectores[5]. Hay que tener en cuenta que se burlaron mucho de ellos. Dice que contar no es nada, había que ver esos instantes horribles que pasaron. En ningún momento vieron aparato alguno. La mano que le tocó a uno no era como la nuestra, parecía de pelos o algo así, no sabe explicar." (Ribera, 1974: 85-87).
La encuesta de Roberto Banchs. En un artículo publicado bajo el título Torrent, Cts.: Estuvieron los Marcianos, Roberto Banchs (2012) presenta los resultados de una investigación del caso hecha en 1992, que lo llevó al lugar de los hechos así como a  entrevistar a Luis Héctor Souriau,  testigo del caso y a Carlos Souriau, presunta fuente de la información de Flores [6]. De la misma surge el contraste entre la información difundida en torno al asunto y el testimonio de sus protagonistas:

“El episodio de Torrent nos alerta, también, acerca del manejo poco estricto de la información y del modo en que se propalan los rumores. Justamente, a partir de la percepción de unas luces y bultos a distancia, y del comentario que de ellos se hicieron en un apartado pueblo rural[7], y de los cuales abrevó un diario de la región[8]. Sin cerciorarse o acreditar los dichos. Logrado el asombro de aquellos lectores, los retoños irían a extenderse por el mundo (…) son tan pobres los datos registrados por los testigos, que apenas puede suponerse lo que describen: bultos, y luces inciertas a la distancia, en la espesura boscosa que rodea una laguna. En el interior de la casa, unas asustadas personas sabidas que -por aquella época- los platos voladores aparecían por todas partes” (Banchs, 2012).

La construcción social de lo real en el caso Torrent. Los resultados de la investigación de Banchs nos llevan a preguntar si la discrepancia entre la información difundida y los testimonios por el obtenidos hace necesario, en función que la realidad se construye socialmente, que se deba atender a la teoría mitológica del cosmos (Berger y Luckmann, 2011: 216) que la construcción del relato[9] del caso Torrent podría tener como matriz.

Si como afirman Julio Cesar Espinola y Luis G. Acosta Rivellini: “La sociedad correntina tuvo (y aún exhibe) todos los rasgos de las sociedades tradicionales. En el plano de la estatificación social, en la preservación de valores de fuerte tradición histórica y en los rasgos de una cultura con características de singularidad inconfundible” (Espinola-Acosta Rivellini, 1993: 190), es posible que estemos frente a un proceso propio de las sociedades tradicionales por el cual, según explica Mircea Eliade, debido a que en estas la memoria popular difícilmente retiene acontecimientos individuales y figuras auténticas, se reducen los acontecimientos a categorías y los individuos a  arquetipos, de modo que: “El personaje histórico es asimilado a su modelo mítico (héroe, etc.), mientras que el acontecimiento se incluye en la categoría de las acciones míticas (lucha contra el monstruo, hermanos enemigos, etc.)” (Eliade, 1985: 46).

Desde luego que la idea de asimilación en los términos de Eliade no deja de ser problemática ya que en la construcción del relato del caso Torrent concurren otros factores como el de la incidencia del proceso de secularización propio de la transición de una sociedad tradicional a una moderna (Germani, 1979: 89-168) y la irrupción en un medio rural de elementos típicos de la vida urbana (Recasens Siches, 1958: 442-450) y sus consecuentes resistencias y conflictos (Germani, 1979: 144-149). Así en el caso, se advierte cierto conocimiento del fenómeno OVNI (Ribera, 1974: 84).

Humanoides y modelos míticos. El fondo mitológico de Corrientes resulta, siguiendo a Alfredo Vara, de un proceso de sincretismo, de las viejas creencias animistas guaraníes con las creencias cristianas con: “fuertes componentes animistas subyacentes y una multitud de creencias medievales europeas, muy ligadas a la vida cotidiana y la naturaleza” que resulta “en una anónima construcción espiritual colectiva que se constituyó en la religiosidad popular campesina de los siglos XVII, XVIII, XIX y XX en buena parte de la región de la Cuenca del Plata” (Vara, 1985: 28).

Es a este fondo que debemos atender al examinar, en la construcción del relato del caso, la posible asimilación de los humanoides, identificados con “marcianos” (Ribera, 1974: 84)[10] en lo que podría entenderse como un enmascaramiento de una figura mítica[11], a modelos míticos persistentes[12]  en el imaginario social (Castoriadis, 2007) de Corrientes que aquel fondo informa.

Para ello señalaremos aquí, aquellos isomorfismos que es posible establecer entre los humanoides y figuras míticas como el Pombero, el Yasy Yateré, el Curupí y la Pora[13]. En esto nos serviremos de una de las tricotomías del signo propuestas por Charles S. Pierce conforme lo usa Martha Blache en su insustituible libro Estructuras del Miedo – Narrativas Folklóricas Guaraníticas  (1982: 44) [14]:

1.     Nivel Icónico = como se percibe sensorialmente a la figura mítica: CT: Inicialmente los humanoides son percibidos como “bultos bajos”, “enanos” de medio metro, más o menos, pero que posteriormente se agrandan hasta 2.50 metros o menos de alto, la mano “no era como la nuestra, parecía de pelos o algo así”.  FM: El Pombero es generalmente pequeño y peludo pero en ocasiones se lo describe alto y a veces son percibidos como un bulto (Blache, 1982: 51); el Yasy Yateré es un ser pequeño (Blache, 1982: 64); el Curupí es un ser pequeñito (Blache, 1982: 76); la Pora es descripta como un bulto (Blache, 1982: 85).

2.     Nivel indicial = como expresa su actuar: CT: En presencia de los humanoides, el brazo del peón que intenta agredirlos con un machete se paraliza, el rifle con el que se dispara sobre ellos falla, están asociados a “una luz (que) a través de las paredes de madera, iluminaba todo”, persiguen e intentan atrapar a uno de los testigos. FM: El Pombero puede tener un comportamiento agresivo (Blache, 1982: 53); el Yasy Yateré puede poner en práctica poderes destructivos o aniquiladores (Blache, 1982: 66); el comportamiento agresivo de la Pora es motivado porque el receptor le dispara, y entre las respuestas a ello, la Pora puede perseguirlo e infundirle temor (Blache, 1982: 86).

3.     Nivel simbólico = como la valoriza el informante: CT: Los humanoides producen miedo,  son llamados “bichos” por los peones[15], la mano “no era como la nuestra”. FM: El Pombero presenta formas y características humanas pero a veces es mostrado como un animal, se lo describe como un ser peludo (Blache, 1982: 56); el Yasy Yateré puede ser muy malo (Blache, 1982: 69).

La noche y la caza del tatú En el CT los hechos se producen de noche, “vieron unos bultos en la oscuridad”, precisamente esta es el actante que coadyuva a la percepción del Pombero, también denominado Caraí Phujaré = Señor de la noche (Blache, 1982: 51 y 52). En la oscuridad: “las formas se vuelven confusas e indefinidas (…) tiene connotaciones de quietud y soledad o provoca asociaciones con horas y lugares que reúnen estas características, como el monte, la siesta, los riachos o las cavidades de los árboles. La noche es lo misterioso, es el momento propicio para oir ruidos extraños (…) es muy raro ver al Pombero de día” (Blache, 1982: 52-53). La noche también es el momento coadyudante para percibir a la Pora (Blache, 1982: 85). Aun cuando la siesta es un actante coadyuvante en el caso del Yasy Yateré[16], esta es una voz guaraní que significa “fragmento de luna” (Blache, 1982: 63).

Un dato de no poco interés es el que los protagonistas regresaban de cazar tatú, y esto porque nos remite a la función tutelar del monte y su fauna de ciertas entidades[17] como el Caá Pora, que puede presentarse bajo la forma de una mujer o de un hombre (Perkins Hidalgo, 1987: 18). Escribe Juan B. Ambrosetti: “En Goyaz (…) los indios tienen también su leyenda sobre la Caá-Porá. Cuando encuentran una piara de cerdos silvestres y los exterminan, se les aparece, montado en el último cerdo, el Caá-Porá (…) a cuya vista los matadores quedan idiotizados para toda la vida[18], de modo que se guardan muy bien de acabar las piaras, y siempre dejan algunos vivos. Esta última leyenda es muy sabia, porque trata de poner freno a la destrucción completa de un animal” (Ambrosetti, 1947: 46).

A modo de conclusión. De lo expuesto surge que en una primera aproximación al asunto, es posible establecer en el CT un relativo isomorfismo, en cada uno de los niveles analizados, entre los humanoides identificados como “marcianosy las figuras míticas, probablemente  enmascaradas tras ellos, que persisten como modelos. Pese al carácter problemático de la asimilación, es significativo, a partir de lo expuesto, el interés que para la investigación empírica del relato de un caso, tiene el conocimiento del universo simbólico que lo legitima (Berger y Luckmann, 2011: 229).

Bibliografía

Ambrosetti, Juan B.   1947:
Supersticiones y Leyendas.
Buenos Aires, ed. Pingüino-Lautaro, 1947.

Banchs, Roberto   2012:
Cts.: Estuvieron los Marcianos.

Banchs, Roberto   1994:
Fenómenos aéreos inusuales – Un enfoque biopsicosocial.
Buenos Aires, ed. Leuka, 1994.

Berger, L. Peter y Luckmann, Thomas  2011:
La construcción social de la realidad.
Buenos Aires, ed. Amorrortu, trad. cast. de Silvia Zuleta, 2011.

Blache, Martha   1982:
Estructuras del miedo.
Buenos Aires, ed. Plus Ultra, 1982.

Castoriadis, Cornelius   2007:
La institución imaginaria de la sociedad.
Buenos Aires, ed. Tusquets, trad. cast. de Antoni Vicens y Marco-Aurelio Galmarini, 2007.

Eliade, Mircea   1985:
El mito del eterno retorno.
Barcelona, ed. Planeta-Agostini, trad. cast. de Ricardo Anaya, 1985.

Espinola, J. Cesar y Acosta Rivellini, Luis G.  1993:
Percepciones sobre la realidad política y social de Corrientes.
En Revista de Estudios Regionales, Segunda época, Nº 2, Octubre 1993, pp. 189-205.

Germani, Gino   1979:
Política y sociedad en una época de transición.
Buenos Aires, ed. Paidos, 1979.

Perkins Hidalgo, Guillermo   1987:
Leyendas y supersticiones del Iberá.
en Corrientes entre la leyenda y la tradición, Todo es Historia, Capitulo 7, Buenos Aires, octubre de 1987, pp.14-34.

Recasens Siches, Luis   1958:
Tratado general de sociología.
Mexico, ed. Porrua, 1958.

Ribera, Antonio 1974:
América y los OVNIS.
México, ed. Posada, Serie La Otra Cara - Colección Duda Semanal 95, 1974.

Vara, Alfredo   1985:
Corrientes en el mundo guaranítico.
Todo es Historia, Capitulo 3, Buenos Aires, agosto de 1985.

ANDRÉS SALVADOR Es Abogado y Profesor de Ciencias Jurídicas. Se interesa en el Pensamiento simbólico y en el contexto de su pérdida social y sus consecuencias; asimismo se ha dedicado al estudio de la persistencia del pensamiento mitológico y su relación con el fenómeno OVNI. Es administrador del blog OVNIS en Corrientes  http://ovnisencorrientes.blogspot.com.ar/  que presenta notas e información sobre el fenómeno y su manifestación en el ámbito de esa Provincia. Es responsable del Café Ufológico de Corrientes, miembro de la Acadèmie d'Ufologie de Francia y de la Comisión de Estudio del Fenómeno Ovni de la República Argentina – CEFORA, así como Director Nacional del Capítulo de la Mutual UFO Network – MUFON en Argentina. Está dedicado a la elaboración de un catálogo de los casos registrados documentalmente en la Provincia de Corrientes entre 1947 y 2001.              




[1] Posiblemente entre el viernes 1 y el sábado 2 de enero de 1965, sobre esto véase Banchs, 2012.

[2] La primera información es publicada por el diario El Territorio de Posadas (Misiones – Argentina) del 31 de enero de 1965, luego en Crónica, Matutina, 10 febrero 1965, y Clarín, Buenos Aires, 14 febrero 1965 (Banchs, 2012, en particular notas 1, 3 y 5).

[3] Cf. Aimé Michel et al, Los Humanoides, ed. Pomaire, Barcelona, 1967, trad. cast. de Antonio Ribera, pp. 151-152; Antonio Ribera, OVNIS en Iberoamérica y España, ed. Plaza & Janes, Barcelona, 1980, pp. 134-136; y Brad Steiger, Contactos con Extraterrestres, ed. EDAF, Madrid, 1978, trad. cast. de Rafael Lassaletta, pp. 151-152.

[4] “Informaciones auténticas sobre platos voladores en la República Argentina”, 1965, pp. 1-2 (Banchs, 2012: nota 4);  la otra versión es la publicada por el diario El Territorio citado en nota 2 (Ribera, 1974: 84-85) que aquí solo reproducimos fragmentariamente en notas.

[5] En la versión de El Territorio, se describe a los humanoides “con un solo ojo a la altura de la frente y además con un artefacto ubicado en la cabeza que proyectaba un denso haz de luz” (Ribera, 1974: 84-85).

[6] De la investigación de Banchs (2012) surge que Carlos Souriau no recuerda haber hablado con Rialto Flores.

[7] Según El Territorio: “En Torrent estuvieron los marcianos", así decían algunos vecinos de esa cercana localidad correntina, después de lo ocurrido a un agricultor de la zona. La noticia circuló rápidamente y se formaron ruedos para comentar el caso” (Ribera, 1974: 84).

[8] Sobre esto véase en Banchs (1994), La información periodística, pp. 23-42.

[9] De particular valor las observaciones de Banchs (1994), La triada testigo, estimulo e informe, pp. 100-130.

[10] Ver Banchs (1994), La alegoría marciana en la hipótesis extraterrestre, pp. 43-55.

[11]Sobre este asunto véase también de Eliade, Mito y realidad, ed. Labor, [Colombia], 1994, trad. cast. de Luis Gil, en particular el capítulo IX, Pervivencia del mito y mitos en mascarados, pp. 170-200; sobre la mitología camuflada cf. Eliade, Lo sagrado y lo profano, ed. Labor, Barcelona, 1992, trad. cast. de Luis Gil, ver Lo sacro y lo profano en el mundo moderno, pp. 169-179. De consulta necesaria sobre la relación de la creencia moderna en los OVNIS y sus tripulantes con mitos y materiales legendarios tradicionales, es el libro de Jacques Vallée, Pasaporte a Magonia, ed. Plaza & Janes, Barcelona, 1976, trad. cast. de Antonio Ribera.

[12] Respecto a esta persistencia es de interés AAVV, Leyendas en historietas, Gobierno Provincial, Corrientes, s.f.

[13] En punto a la relación entre secuestros realizados por entidades no humanas, como el Pombero y el Yasi Yateré, y la experiencia de abducción, véase a Juan Acevedo y Néstor Berlanda, Los Extraños, ed. Emecé, Buenos Aires, 2000, pp. 53-54.

[14] Adviértase que aquí solo consideramos una de las versiones del caso Torrent (en adelante CT) así como algunas notas de las figuras míticas (en adelante FM) que presenta Blache.

[15] Para esta remisión de los humanoides a lo animal atiéndase lo señalado, a propósito de la metafórica animal en la antropología clásica, por  Yves Michaud, Violencia y política, ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1989, trad. cast. de Cristina Sardoy, pp. 160-161.

[16] Del mayor interés sobre esta figura mítica y su relación con el fenómeno OVNI, es el artículo de Ricardo Mello Vargas, Iasyiatere, en Cuarta Dimensión, nº 9, Mayo de 1974, La etimología guaraní en relación a lo insólito, Nota III, pp. 16-17; también Gustavo Fernández, ¿Dioses cosmonautas en la mitología guaraní?, Norte, Resistencia, miércoles 27 de diciembre de 2000, Textos, p. 24.

[17] Agradezco al Señor Ramón de la Rosa López (79) haberme llamado la atención sobre esta relación.

[18] Según el relato  de Carlos Souriau recogido por Flores, “su hermano menor casi quedó loco de miedo” (Ribera, 1974: 86) y a uno de los peones tuvieron que despedirlo “porque era demasiado el miedo que tenía” (Ribera, 1974: 86).

martes, 16 de abril de 2013

AGRADECIMIENTO AL DIRECTOR DE ALTERNATIVA OVNI CARLOS SAINZ

Andrés Salvador
 
Alternativa Ovni


Por gentileza de Carlos Sainz, Director del boletín "Alternativa Ovni", he recibido el primer número del mismo en su edición impresa.

Agradezco la deferencia del envio así como la oportunidad de dar a conocer, en la grata compañia de los colegas Alejandro Agostinelli, Luis Emilio Annino, Milton Hourcade, Oscar Raul Mendoza, Rubén Morales y Adriana Schmorak Leijnse, el trabajo de mi autoria titulado: Posible asimilación de los Humanoides del Caso Torrent (1965) a modelos míticos persistentes en el imaginario social de Corrientes (pp. 13-17) e informar de mi designación como representante de la
Mutual UFO Network - MUFON en Argentina (p.32).

Quienes esten interesados pueden leer la publicación online o bien consultar sobre la edición impresa escribiendo a: alternativaovni@gmail.com.

domingo, 31 de marzo de 2013

ANDALUCÍA MISTERIOSA PUBLICA ARTÍCULO DEL ADMINISTRADOR DE OVNIS EN CORRIENTES SOBRE EL CASO TORRENT (1965)

Andrés Salvador


Andalucía Misteriosa

La página Andalucía Misteriosa administrada desde España por el Amigo y Colega Ángel Carretero Olmedo, ha publicado el trabajo de mi autoria titulado: Posible asimilación de los Humanoides del Caso Torrent (1965) a modelos míticos persistentes en el imaginario social de Corrientes.
 
Agradezco a Carretero Olmedo la oportunidad de dar a conocer el artículo a un público más amplio e invito a los Amigos de OVNIS en Corrientes a visitar tan interesante como autorizada página.

lunes, 25 de marzo de 2013

SE PUBLICA EL PRIMER NÚMERO DE ALTERNATIVA OVNI

Andrés Salvador
 
Alternativa OVNI
 
Se ha publicado el primer número de Alternativa OVNI, dirigida y editada por
Carlos Sainz, la que se encuentra disponible tanto en versión impresa como digital. Los artículos que se presentan son los siguientes:
 
- Luis Emilio Annino, El fenómeno OVNI,  la Hipótesis Extraterrestre y  la Astrobiologia, pp. 4 - 8.
 
- Rubén Morales, Cafés Ufológicos: Crece en la Argentina una nueva manera de reunir interesados en los ovnis, pp.10-12.
 
- Milton Hourcade, ¿Es posible ser ovnílogo?, pp.18-24.
 
- Oscar Raul Mendoza, Ovnilatría, pseudoinvestigación y ovnilogía, p.25.
 
- Alejandro Agostinelli, Ovnis: para armar un mito moderno, pp. 26-29.
 
- Adriana Schmorak Leijnse, El fenómeno OVNI en el cine, pp.30-32.
 
También junto a los trabajos de los colegas mencionados se ha incluido uno de mi autoria titulado: Posible asimilación de los Humanoides del Caso Torrent (1965) a modelos míticos persistentes en el imaginario social de Corrientes, pp.13-17.

Los interesados pueden acceder a esta publicación mediante el blog Alternativa OVNI: Revista Alternativa Ovni, el número 1 online.
 
Desde ya doy las gracias a Carlos Sainz por la amable oportunidad y lo felicitamos por tan felíz iniciativa.

sábado, 23 de junio de 2012

INVESTIGACIÓN DEL DR. ROBERTO BANCHS A PROPÓSITO DEL PRESUNTO INCIDENTE CON CRIATURAS HUMANOIDES EN LA LOCALIDAD DE TORRENT EN CORRIENTES (ARGENTINA) EN ENERO DE 1965


Lic. Mónica Simonetti y Dr. Roberto Banchs, junto al testigo Carlos Souriau (der.)
Foto R. Banchs



El pasado 5 de abril de 2012 publicamos  en OVNIS en Corrientes un conjunto de fichas de citas de autores nacionales y extranjeros que presentan referencias relativas al presunto encuentro con criaturas humanoides que habría ocurrido en enero de 1965 en Estación Torrent, localidad ubicada en el Departamento General Alvear de la Provincia de Corrientes en la República Argentina.

En relación a la misma el Dr. Roberto Banchs, reconocido estudioso argentino del fenómeno OVNI cuya reputación en la materia nos exime de mayor presentación, ha tenido a bien enviarnos, el informe de  la investigación que realizara sobre el caso asi como algunas imagenes junto a una amable nota que reproducimos a continuación:


"Apreciado Dr. Andrés Salvador:
 
Tras su respuesta, accedí al blog de ovnilogía "Ovnis en Corrientes". Le felicito, por la cuidadosa presentación y contenido. Advertí que incluye en él el caso ocurrido en Est. Torrent, el cual dispensó mi especial interés hace algunos años. En su blog introduce una información anterior a la modesta investigación que realicé y, por ello, adhiriendo a la celebración del caso Arnold y a la Mesa que ha de convocarse mañana sábado, le hago llegar el informe correspondiente, y algunas imágenes que servirán para ilustrarlo, en la eventual circunstancia de que deseare mencionarlo durante la jornada, ya que contiene abundantes elementos acerca del tema que concierne a esta reunión (el mito moderno, y una mirada desde las ciencias sociales). Asimismo, agregarlo -o mejor diría-, reemplazarlo en su blog.
Reiterándole el mejor éxito, le saludo muy cordialmente.


Dr. Roberto Banchs"

[Banchs, 2012]

Antes que agregar o reemplazar el texto que citamos como sugiere su autor, hemos optado por públicar de forma separada el informe de  la investigación, asi como las imagenes enviadas como archivos adjuntos a la nota anterior, que fuera hecha por el Dr. Banchs a quien expresamos nuestro agradecimiento.

Andres Salvador


Estación Torrent, en el Departamento General Alvear de la Provincia de Corrientes
Dibujo R. Banchs


"TORRENT, Cts.: ESTUVIERON LOS MARCIANOS

Roberto Banchs


A principios de 1965 la prensa publicó la noticia de un extraño caso que tiene por escenario la localidad de Torrent, provincia de Corrientes. Por entonces se conocieron varias versiones que, si bien coinciden en líneas generales, no lo es­tán en cuanto a la fecha, a la presunta visualización de algún artefacto aéreo, y a otros detalles.

Entre las más difundidas, debemos remitimos a la versión de A. Ribera en Platillos Volantes en Iberoamérica y España (1), quien citando al diario El Territorio de Posadas, el hecho habría ocurrido a finales de enero; Gordon Creighton en The Humanoids (2) señala que la fantasmal experiencia se produjo en la primera semana de febrero; mientras que el diario Clarín (3), de Buenos Aires, el incidente se habría producido el 11 de febrero.

La primera información es la publicada por El Territorio, del 31 de enero de 1965, y con el título de “¿Marcianos en Torren?” (NdR: error por Torrent) narra la siguiente:

En Torren estuvieron los marcianos, así decían algunos vecinos de esa cercana localidad correntina, después de lo ocurrido a un agricultor de la zona la noticia circuló rápidamente y se formaron ruedas para comentar el caso. Algunos lo tomaron en sorna, otros más crédulos comenzaron a pensar que las aventuras de ficción, no son simples productos de la imaginación de esa gente desocupada, que no tiene nada que hacer y se dedica a escribir, según una expresión.

“Lo cierto es que una noche, en momentos en que un agricultor de la zona (cuyo nombre no hemos podido obtener) se encontraba, en compañía de familiares y vecinos, dedicado a las tareas de su chacra, ya en horas de la noche, observó que desde el ho­rizonte se aproximaban a gran velocidad cinco puntos luminosos, dando cuenta de inme­diato a las personas que se encontraban con él. Según los detalles de la noticia, era una noche oscura, sin luna, lo que impidió que pudieran observar de inmediato, que se trataban de nada más ni nada menos que de cinco señores marcianos. Los visitantes si­derales habrían descendido de un extraño aparato y al ver luces en las inmediaciones se aproximaron con el inocente propósito de observar de qué se trataba.

“De acuerdo a la misma fuente de información -prosigue la crónica periodística-, los supuestos marcianos, tendrían dos metros de estatura, de cuerpo delgado y con un solo ojo a la altura de la frente y además con un artefacto ubicado en la cabeza que proyectaba un denso haz de luz. Ante esta situación uno de los asombrados terráqueos atinó a introducirse en la casa del poblador, para salir posteriormente portando un arma con la intención de abrir fuego. Al parecer, un extraño influjo impidió que pu­diera hacerlo, aún cuando el arma se encontraba cargada y la persona sabía operar con ella.

“Al ver el peligro, los visitantes rodearon al grupo y se apoderaron de uno de los integrantes, seguramente con el propósito de capturarlo como rehén para impedir que adoptaran otras medidas de ataque. El terráqueo, presa de pavor, fue tomado de los brazos, pero ante la demostración de pasividad de los otros, optaron por soltarlo, para regresar después en el mismo sentido en que habían llegado, perdiéndose en la espesura de un monte cercano. Según la noticia, que circuló insistentemente en esa localidad y en Santo Tomé, la persona que fue tomada por los gigantes, sufrió una rara enfermedad de piel en uno de los brazos y cuyas causas no han sido establecidas con precisión.

“Aún cuando algunos lógicamente dudan de la veracidad de este hecho, muchos pobladores de la región insisten en afirmar que en Torren estuvieron los marcianos...”.­

Así concluye el artículo. Sin embargo, la citada obra de A. Ribera aporta otros datos aparecidos en el boletín de la CODOVNI (4). Una compilación de las apariciones de ovnis en la Argentina durante 1965 son allí reseñadas bajo el título de “Informaciones auténticas sobre platos voladores en la República Argentina – 1965”. Habiendo recurrido a esta fuente para precisar los datos, nos dice:

“El corresponsal de la CODOVNI en Corrientes, Sr. Rialto Flores, tuvo la oportunidad de conversar con el Sr. Carlos Souriou (NdR: error, por Souriau), estudiante del 4° año de la Escuela Normal e hijo del dueño del campo donde fueron vistos los ex­traños seres. Este es el relato del Sr. Souriou: esa noche su hermano mayor y algunos peones salieron a cazar tatú (NdR: tatúes, mulitas o armadillos) y al regresar a la ca­sa vieron unos bultos en la oscuridad, eran bultos bajos, de medio metro más o menos, por lo que un peón le dijo a su hermano: son enanitos patroncito, vamos a atropellarles a machete, y sacando su machete intentó atacar a los enanos. En ese momento ocurrió algo raro, el peón quedó con el brazo derecho paralizado y los enanos se a­grandaron hasta 2,50 metros más o menos de alto; entonces su hermano les hizo un dis­paro con un rifle automático calibre 22 que llevaba consigo, y aquí ocurrió otro mis­terio, no salió ningún otro tiro a pesar de que el rifle jamás había fallado. Dice que cambiaba la bala de la recámara y tampoco salía, al verse indefensos huyeron ha­cia la casa y se encerraron. Otro misterio: de afuera entraba una luz a través de las paredes de madera, iluminaba todo; su hermano menor casi quedó loco de miedo, le daba ataques de nervios y lo tapaban con cajas, etc., para que no vea la luz. Después de un rato y creyendo que se habían ido los bichos, como decían los peones, su hermano (NdR: mayor) salió para poner en marcha la camioneta que tenían frente a la casa, no vio a nadie y al llegar al coche le rodearon los hombres sin que se explique de dónde salieron. Su hermano corrió hacia la casa seguido por esos seres y los peones al oír el tropel que venía y pensando que eran los bichos cerraron la puerta dejándolo a­fuera, éste gritó y los peones abrieron la puerta en momentos en que le alcanzaron los hombres y uno de ellos le pasó la mano por la barriga y la cintura cuando él sal­tó adentro y volvieron a encerrarse. Después de un largo rato salieron de nuevo, los peones se acostaron boca abajo en la camioneta y se fueron a otro campo que poseen en las cercanías. Como los peones no querían ir más al campo tuvieron que trasladarlos a otro campo y a uno echarlo porque era demasiado el miedo que tenía. Cuando estaban encerrados, los peones ofrecían cada cual más paquetes de velas a los santos. Agregó Soriou que a lo mejor los gigantes estaban al principio acostados o sentados, por eso parecían bajos y después se habrán levantado. Lo mismo los ojos, él no asegura, dice a lo mejor eran reflectores. Hay que tener en cuenta que se burlaron mucho de ellos. Dice que contar no es nada, había que ver esos momentos horribles que pasaron (NdR: sus hermanos y peones). En ningún momento vieron aparato alguno. La mano que le tocó a uno no era como la nuestra, parecía de pelos o algo así, no sabe explicar”.

Estas versiones contrastan con la de Clarín (“De nuestra agencia”), y Crónica (5), atribuyendo este último la información a la Agencia Noticiosa Saporiti y a comenta­rios de Rodrigo de Riana, de los que se sirve G. Crighton en la obra antes mencionada.

En efecto, la noticia señala que “una noche de la primera semana de febrero”, ex­tremadamente oscura, fueron vistos emerger a gran velocidad y desde el horizonte cin­co puntos luminosos. “Poco después -agrega el relato- de un aparato transparente y muy raro, descendieron cinco presuntos marcianos, de casi dos metros de altura cada uno, y con un solo ojo ubicado al centro de la frente. Además -como si fuera poco- con un artefacto ubicado en la cabeza que irradiaba pequeñas luces de los más variados colores”, dice Crónica Matutina y de un modo muy parecido Clarín, que no desaprovecha el espacio para la ironía: “los vecinos recordaron que Carnaval cae este año en marzo, y que, entonces, los aparecidos no podían haberse escapado de un corso cercano, por lo que resolvieron alejarse a la carrera”.

“Los marcianos -continúa Crónica- , que ya se habían introducido en una pequeña finca del lugar ante la expectación y estupor de los vecinos de la zona, intentaron capturar a uno de los terráqueos. Propósito que no pudo llevarse a cabo ante la firme actitud del conjunto vecinal, por lo que los extraños visitantes optaron por la retirada. Luego de regresar en la nave aeroespacial -coinciden estas últimas fuentes- desaparecieron del lugar en contados segundos, rumbo al infinito”.

Plano esquemático en planta Caso Torrent - Dibujo R. Banchs


LA INVESTIGACION

El episodio de Torrent se inscribe -como la mayoría de los encuentros de esa década- entre los más popularmente conocidos. Esto quizá se deba al modo en que irrumpe el fenómeno en Sudamérica y a la atención que le brindan los ufólogos europeos a la producción local. Aún así, la reacción de los potenciales encuestadores de ese tiempo ha estado ceñida, una vez más, a una pobre indagación -sin llegar al lugar ni a los testigos- y sí, en cambio, a una prolífica difusión del episodio (vs.: “Banchs Case Referentes”, de Richard W. Heiden). Tal esta­do de cosas, nos impulsó a llevar adelante la presente investigación.

Efectivamente, tras una exploración preliminar, el sondeo nos condujo en 1992 a Torrent, habida cuenta de los datos paupérrimos, confusos y contradictorios que disponíamos hasta esa fecha.

Torrent es un pequeño poblado de vida rural que pertenece al Partido de Gral. Al­vear, al este de la Provincia de Corrientes. Se halla a unos 50 Km. al sudoeste de la localidad de Santo Tomé, y puede accederse a través del ferrocarril, de un único tren de pasajeros que llega diariamente a la antigua estación Juan E. Torrent (FCGU.), o bien, recorriendo unos 10 Km. por camino de tierra desde la ruta nacional 14, que corre paralela al río Uruguay.

Ingresando por ese camino polvoriento desde la ruta, a unos 3,5 Km. se llega al campo de los Souriau, un predio de unas 100 Ha que pertenece en la actualidad a unos entrerrianos. Su aspecto permanece casi inalterable: su mayor extensión está cubierta de árboles, aunque dejando ver desde su entrada la vivienda donde se habrían refugiado los testigos, a unos 150 m de aquella. A una distancia equivalente, o ligeramente superior, hacia el sud-sudeste transponiendo cierta espesura boscosa se halla una tape­ra, en torno a la cual se habrían estado moviendo los bichos o marcianos, como se los llamó. Frente a la ruinosa construcción de madera, a unos 100-150 m más al sur se encuentra la orilla de una enorme laguna utilizada para riego y cultivo de arroz.

Este es el escenario, el marco geográ­fico donde se desarrolló la fantasmagórica historia. La misma que ha venido a engrosar el rico repertorio de los fenómenos inusuales en la Argentina y que recorrieron el mundo. 

Carlos Souriau - Foto R. Banchs


LAS ENCUESTAS

Hace años que la familia Souriau dejó de vivir en Torrent. De modo que debimos localizar al mayor de los hermanos, uno de los principales protagonistas, en Santo Tomé. Allí Luis Héctor Lucho Souriau reside y trabaja en una carnicería de su propiedad cercana a la terminal de ómnibus. Con sorpresa y algo dubitativo ante el motivo de nuestra presencia, accede por primera vez a ser encuestado en relación al episodio de Torrent. Caviloso, inicia el diálogo afirmando tibiamente que “esa noche no estaba ahí”, pero a medida en que transcurría nuestra conversación parecía adquirir cierta confianza y concluye reconociendo haber sido testigo de aquel evento: “La verdad, verdad: la mentira, mentira”, nos dice.

“Fue un gran susto. No estoy seguro de lo que en realidad se vio, pero algo se vio. Fue por la noche, pongámosle... media noche, porque a esas horas es cuando se cazan tatúes. Éramos jóvenes, yo tenía 24 años y mi hermano menor, Mario Alejandro, unos 6 o 7 años... él tuvo mucho susto. Se hallaban también 4 o 5 peones, cuyos nombres no recuerdo, estaban ahí ocasionalmente: gente crédula, supersticiosa, sugestionable. Sí recuerdo que uno de ellos, especialmente, quedó muy impresionado y habrá hablado allá en el pueblo. Lo mismo le habría ocurrido a mi otro hermano, Carlos (de 17 años), porque es el que siguió, a pesar de que no estaba.

“Me encontraba cazando tatúes, cuando de pronto veo unos bultos bajitos, de un metro o poco más, con cabeza grande y una luz en la cabeza. Se hallaban a unos 30, 50 o 100 m, 100 metros, aunque no podía determinarlo, porque en el campo y de no­che podría ser cualquier distancia. Sale un peón que alerta a los demás (que estaban en la casa), y todos ven esos bultos, eran varios enanos, no podría precisar cuántos. Los peones se meten dentro de la casa, vuelven a salir, vuelven a verlos y se meten en la casa y nada más.

“No se vieron platos voladores. Tampoco se registraron huellas, nada quemado. No es cierto eso del machete del peón, (NdR: según una de las versiones, un peón quiso atropellarles a machetazos, quedando con el brazo paralizado); tal vez empleó esa expresión, pero nada más. Esa versión es demasiado florida... Es un cuento al que le pusieron letra, y hubo quien le puso música.

“La observación habrá durado 2, 3 o quizá 5 minutos. Tiempo en que vimos esos bultos bajitos moviéndose en la oscuridad. Fue mucho menos espectacular de lo que se publicó. Mi hermano Mario Alejandro era muy chico como para recordar lo sucedido, y mis hermanos Juan Pablo y Carlos, así como mi padre, Pablo, no estaban presentes. Ellos se hallaban en otro campo de su propiedad. En cuanto a los peones, se trataba de gen­te de paso o vecinos, mayores, que se han ido y otros han muerto. Pero les repito: esto es lo que ha ocurrido. Ahora, quizá mi hermano Carlos recuerde algo más, ya que parece que él siguió con la cuestión, pero vive en Posadas (Provincia de Misiones)”.

Y nos fuimos a Posadas, a continuar la investigación. Allí localizamos a Carlos Souriau, dueño de un depósito de verduras y hortalizas. Un hombre amable, distendido, que gusta alternar sus horas de trabajo junto a sus amigos y su guitarra.

Bien dispuesto a la entrevista, afirma: “Yo no estuve presente ahí, pero mi hermano mayor me contó de eso a los 4 o 5 días, o tal vez más; me hallaba en otro campo a 15 Km., entrando para Torrent. Recuerdo haberme comentado que vio luces de varios colores, eso sí, pero que bajaban o cosa así, no. Como en esa época estaba ese furor de los platos voladores, entonces acá se imaginan... De que vieron luces, vieron; ahora, de que había un aparato, ¡puede ser cualquier cosa! El episodio se recordó durante algunos años, y después quedó sin efecto, porque aparecían por todos lados, y quedó como uno más. Ya fue común ver esas cosas.

“Si acá hay que hacer un relato claro y sencillo, es que se vieron luces, tras las cuales advirtieron a esos seres, que primero se creyó eran bajos y luego resultaron altos, porque si alguien está en el campo y ve unas luces, no sabe si están a 100, 200 o 500 metros. Se les veía una sola luz, como si estuviese en el centro, en medio de la frente. Pero si usted mira una luz por la noche, no sabe si es alta, baja o qué y usted se acerca y va cambiando. Pudo haber tenido luces en medio de la cintura, como haberlas tenido arriba, y cambian; de ahí se estimó la altura que tendría esta gente, por las luces, pero el campo engaña...

“Todo por acá hay árboles, todo en esta zona los hay. Y bueno, por acá habrán andado ellos, y pudieron entrar a esa vivienda abandonada, que es una tapera con rancho que estaba deshabitada (NdR: la tapera se encuentra a unos 150-200 m de la vivienda); puede que esa haya sido la impresión que tuvieron, al menos es lo que contaron los peones y mi hermano, quienes en esos momentos andaban cazando tatúes, recorriendo el campo. Puede ser, porque del fondo, cerca de la tapera -una casa vacía-, de ahí salían esas luces, en esa dirección. Lo que pasa es que en el campo usted mira y cree ver una luz de noche a 100 m, pero puede estar a 300 m. La precisión cuando hay mucha oscuridad -como esa noche- no se puede alcanzar. Pudo haber una mala interpretación de que entraron a la casa donde estaba la gente (NdR: ahora se refiere a los testigos), pero lo que recuerdo es que todo ocurrió a distancia. No ocurrió ahí en la casa donde estaban las personas, sino que las luces se veían de lejos.

“Y bueno, dijeron que la luz era fuerte, por ahí vieron. Porque quien sabe, hay mucha gente en el campo, y ahí en el fondo... ¿qué la luz entró por la paredes? (NdR: indicándole una versión periodística), la tapera tiene tablas, que a veces no las tiene juntas y se ve la claridad. Hasta la claridad de la Luna se ve, de noche. O un auto que viene y enfoca, parece que está dentro de la casa, y en realidad es la claridad que entra en la casa.

En relación a la presunta tentativa de los testigos por repeler la invasión con sus armas, Carlos Souriau manifiesta: “De eso no me acuerdo tanto, pero si alguna vez lo he dicho, es porque he repetido lo que en esa ocasión me han contado. En cuanto a la carabina, ¡del susto habrá quedado trabada!, o creyó que cargó el arma y no cargó nada, y apretó el gatillo de la escopeta o carabina y no salió nada porque simplemen­te no estaba cargada, por el susto”, especula Carlos. “Muchas veces uno cree que hace las cosas como corresponde, y no lo hace”, reflexiona. Refiriéndose al propósito de un peón por “atropellarles a machete”, vuelve a coincidir con su hermano Luis Héctor: “Eso es algo que habría dicho algún peón a modo de decir. Es gente capaz de enfrentarse con algo que conocen, un animal suelto o algo así, pero si no lo conocen van a salir corriendo. Si hoy en día ven un ala delta, es posible que la confundan con un pá­jaro grande, y como lo desconocen, se asusten y no lo enfrenten.

“Los peones eran personas mayores, que ya no están. Era un grupo. En el campo se reúne por la noche, a veces vienen vecinos... En esa oportunidad se encontraban mi hermano mayor Luis y el menor, Mario Alejandro. Este último se habrá pegado un gran sus­to, aunque el recuerdo lo tendrá más apagado. También uno de esos peones había queda­do con mucho miedo, y haya ido a otro campo, quizá del vecino, por ahí.

“La observación duró un instante, uno o dos minutos. Más no puede ser. Fue una cosa rápida, de acuerdo a lo que me han contado. Por eso le digo: yo no estaba presente allí, pero como era una opinión colectiva, de buena fuente -porque viene de mi hermano y de toda esa gente que vio-, la tomo como verdadera, como cierta. Muy distinto es el caso de una sola persona que vio un plato volador, un ovni, que bajó y no se sabe del estado psicofísico, anímico, cómo está... pienso yo.

“La cosa fue muy sencilla, según me contaron. El relato de R. Flores es demasiado floreado (NdR: florido). Quizá alguna persona habló conmigo y le pasó los datos, le dio mi nombre; no recuerdo haber hablado con él. No se cómo trascendió el asunto... habrán ido al pueblo y comentado a un corresponsal del diario -se interroga Carlos-, pero nunca he visto la publicación, sólo me enteré por rumores. Porque antes no se acostumbraba a leer los diarios. Llegaba muy poco por ahí; el diario llegaba un día atrasado. Y la gente del pueblo es muy distinta a la de ciudad”. Hablando con pausa y sosteniendo ahora una serie de recortes de prensa que le exhibimos, agrega: “Acá cambia mucho el asunto, en estos escritos, hay palabras que son fruto de los escritores. Na­die vio platos voladores, o algo volando; eran luces bajas tipo faritos lo que vieron; roce con esta gente no hubo, con las supuestas personas o seres. No hubo roce, no hu­bo nada (NdR: la versión de Rialto Flores, corresponsal de la CODOVNI en Corrientes, le atribuye a Carlos Souriau tales declaraciones). Tampoco escuché hablar de que un peón haya sufrido quemaduras, porque la luz se veía a lo lejos. Todo ocurrió a distancia”.


CONSIDERACIONES FINALES

La espectacularidad de los relatos iniciales, aun contradictorios, despertaron durante años la curiosidad de los ufófilos, creyendo encontrar en ellos una prueba más de la postrera realidad del fenómeno. Sin embargo, esta investigación ha permitido poner nuevamente en jaque a los opositores de las encuestas de casos antiguos, para demostrar -al menos- la necesidad de practicarlas con el fin de evitar que se continúen promulgando tantas estupideces con viso de realidad. Es que sólo quienes tratan con ligereza o con oscuros propósitos pueden considerar inmerecida la investigación y reinvestigación de tales eventos, y en particular, aquellos de alta extra­ñeza. Sólo los mediocres y alucinados pueden pretender evitar correr el velo al miste­rio, como si fuere la profanación de una cosa sagrada, postulando su irrelevancia en el tratamiento del problema y relativizando su validez por el paso del tiempo. Ese mismo tiempo que fortalece los mitos, en ausencia de una investigación racional y direc­ta en el lugar donde se habrían producido los hechos, o sembrado una fábula.

El episodio de Torrent nos alerta, también, acerca del manejo poco estricto de la información y del modo en que se propalan los rumores. Justamente, a partir de la percepción de unas luces y bultos a distancia, y del comentario que de ellos se hicieron en un apartado pueblo rural, y de los cuales abrevó un diario de la región. Sin cerciorarse o acreditar los dichos. Logrado el asombro de aquellos lectores, los retoños irían a extenderse por el mundo.

¿Qué es lo que vieron los hermanos Souriau, y los peones? Acaso podría especularse en seres galácticos, o en cazadores furtivos... Pero son tan pobres los datos regis­trados por los testigos, que apenas puede suponerse lo que describen: bultos, y luces inciertas a la distancia, en la espesura boscosa que rodea una laguna. En el interior de la casa, unas asustadas personas sabidas que -por aquella época- los platos voladores aparecían por todas partes.

En cuanto a la fecha en que se produjo la observación, los Souriau no han podido precisarla. Sin embargo, el único indicio posible -sujetos a una duda razonable-, la hallamos en El Territorio, de Posadas, Mis., del 31 de enero de 1965 (el primer medio que difundió la noticia), cuando señala que “era una noche oscura, sin luna”. De ser así, la fecha inmediata anterior a la publicación “sin luna” (Luna Nueva), está com­prendida entre el viernes 1 y el sábado 2 de enero de 1965. Esta fase lunar abarcó el primer día del año, y mitad del segundo día.

Un breve comentario sobre los Souriau. La poca grata sorpresa de Héctor al ser descubierto como testigo y la renuencia inicial por comentar su experiencia de joven, mostrando solapadamente cierto enojo con su hermano Carlos por la infidencia cometida en aquella época, habla a las claras de su intento de evitar toda publicidad. Respecto a Carlos, su carácter comunicativo no impide la prudencia y su actitud desmitificadora. Aún cuando dice: “(A la observación) la tomo como verdadera, como cierta”. Más allá de lo que haya sido.­


REFERENCIAS

(1) Ribera, Antonio. Platillos volantes en lberoamérica y España. Pomaire, Barcelona, 1968, ps. 142/143; citando a El Territorio, Posadas, 31 enero 1965. 

(2) Creighton, Gordon W. en: The Hmnanoids (Charles Bowen, ed.). Neville Spearman, London, 1969, ps. 109/110; citando a Crónica Matutina, 10 febrero 1965. 

(3) Clarín, Buenos Aires, 14 febrero 1965.

(4) CODOVNI (Comisión Observadora de Objetos Voladores No Identificados). Bue­nos Aires. “Informaciones auténticas sobre platos voladores en la República Argentina”, 1965, ps. 1-2. 

(5) Crónica, Matutina, Buenos Aires, l0 febrero 1965." 

[Banchs, 2012].

 
Bibliografía

Banchs, Roberto E.    2012:
Comunicación personal del autor a Andrés Salvador.
Date: Fri, 22 Jun 2012 18:50:39 -0300
Original en poder del autor.