Andrés Salvador
Imagen que acompañaba al artículo de Francisco Villagrán (1986c) en cuyo epígrafe se leía: "Así era el enanito. Rito describió a los extraterrestres" |
Algernon Blackwood, citado por H. P. Lovecraft en El llamado de Cthulhu
En este trabajo buscamos establecer el isomorfismo de los
humanoides del caso Santa Ana (1986) con seres mitológicos de la cultura
criolla del litoral argentino, que informan el imaginario social de la cultura del lugar en que se produce el
incidente.
Hechos
del Caso Santa Ana. El lunes 17 de marzo de 1986, en las
inmediaciones de la localidad de Santa Ana en la Provincia de Corrientes
(Argentina) se habría producido un encuentro cercano del tercer tipo = EC3 (Hynek,
1979: 37-38) del que fuera protagonista el Sr. Rito Melgarejo (entonces de 42
años). El caso fue investigado por el
periodista Francisco Villagrán[1] quien recoge el siguiente
testimonio de Melgarejo:
“Efectivamente, el pasado
lunes 17, luego de la mucha lluvia que había caído, yo volvía de jugar a las
cartas con unos amigos a eso de las 2 de la madrugada, cuando veo una luz muy
potente que me ilumina totalmente, tanto, que puedo ver perfectamente mi sombra
reflejada en el piso.
Era
un objeto muy luminoso, que se me vino prácticamente encima y se paró sobre el
suelo, a unos 10 metros de distancia más o menos. Hacía frio, pero en ese
momento se me pasó todo, y luego vi dos seres pequeños, que tendrían la altura
de un niño de 6 o 7 años, que salieron rápidamente del aparato. Uno de ellos me
hizo unas señas y me habló en un idioma que para mí era incomprensible. No era
castellano, hablaba muy rápido. Me hizo con las manos unas señas como de algo
en forma de círculo, pero yo le dije que no entendía nada ni quería saber nada,
me dí media vuelta, y traté de volver a mi casa rápido. Al parecer estos seres
volvieron a su aparato y se fueron porque cuando yo me dí vuelta otra vez, ya
no estaban ni tampoco su nave, la que se perdió rápidamente en el cielo, hasta
hacerse muy chiquita. Yo no lo miré mucho porque tenía un poco de temor, de que
me lleven y después no me traigan más. Tenían una especie de uniforme negro
ajustado al cuerpo, y eran como nosotros, los seres humanos, nada más que
chiquititos. Yo le calculo que tendrían un metro a un metro 10 más o menos.
Bajaron de golpe en el agua, por qué había llovido mucho. Después de eso,
anduve unas horas perdido en el campo, porque me desorienté y no pude ubicar
cómo volver. Me quedó un fuerte dolor de cabeza que hasta ahora no me pasa, y
si sigo así, voy a tener que ir a un médico para que me cure” (Villagrán, 1986d:
32-33).
Isomorfismo
entre los humanoides del caso Santa Ana y seres mitológicos de la cultura
criolla del litoral argentino. A fin de establecer el isomorfismo
entre los humanoides del caso Santa Ana y los seres mitológicos de la cultura que
informa el imaginario social del
lugar en que se produce el incidente[2] y su presupuesto universo simbólico, examinamos
previamente, atentos a la localización geográfica del caso, tanto la mitología
de la cultura Mbyá-Guaraní como la
propia de la cultura criolla del litoral argentino.
Para ello nos servimos del catálogo presentado por Adolfo
Colombres (2008), quien registra para
estas dos culturas un total de ochenta y nueve seres mitológicos, centrando
nuestro análisis por sus características fenomenológicas [Morfológicas
(Estatura), de comportamiento (horario), ambientales (rurales) y culturales
(vestimenta)[3]],
en cuatro de ellos pertenecientes a la cultura criolla: Negros del Agua, Pombero,
Y-Póra y Yasi Yateré.
El isomorfismo entre los humanoides del caso Santa Ana
(en adelante CSA)[4]
y las figuras míticas indicadas (en adelante FM), será establecida, atendiendo
a una de las tricotomías del signo propuestas por Charles S. Pierce y conforme
lo hace Martha Blache (1982: 44):
1. Nivel
Icónico = como se percibe sensorialmente a la figura mítica: CSA: Se describe
que los humanoides “eran como nosotros, los seres humanos, nada más que
chiquititos”, “seres pequeños, que tendrían la altura de un niño de 6 o 7 años”,
“Yo le calculo que tendrían un metro a un metro 10 más o menos”, “tenían pelo
negro y cortado como colimbas” (Meli, 1986: 54), “Tenían una especie de
uniforme negro ajustado al cuerpo”[5]. FM: Los Negros del Agua son llamados por su
tamaño “Negritos del Agua” y “son enteramente negros y calvos” (Colombres,
2009: 72); suele describirse al Pombero
como “petiso” o como “un enano fornido”
y “negro”( Colombres, 2009: 119); el
Y-Póra toma “casi siempre la forma de un negro” (Colombres, 2009: 187) ; el
Yasí-Yateré se presenta como un “enano” (Colombres, 2009: 102).
2. Nivel
indicial = como expresa su actuar: CSA: “Bajaron de golpe en el agua”, “Uno de
ellos me hizo unas señas y me habló en un idioma que para mí era
incomprensible. No era castellano, hablaba muy rápido. Me hizo con las manos
unas señas como de algo en forma de círculo, pero yo le dije que no entendía
nada ni quería saber nada, me dí media vuelta, y traté de volver a mi casa
rápido”[6]. FM: A los Negros del Agua
se “los ve con frecuencia emerger de una laguna” (Colombres, 2009: 72); el
Y-Póra “se aparece en ríos, arroyos y lagunas” (Colombres, 2009: 187); el
Yasí-Yateré puede actuar “en un arroyo” (Colombres, 2009: 102) y se señala que
habla (Colombres, 2009: 104).
3. Nivel
simbólico = como la valoriza el informante: CSA: “Yo no lo miré mucho porque
tenía un poco de temor, de que me lleven y después no me traigan más”. FM: En
general las figuras míticas examinadas
despiertan temor y se los asocia a la idea de rapto, así los Negros del Agua “ahogan
a los niños” o “a los navegantes, tumbando sus canoas” (Colombres, 2009: 72); el
Pombero “si encuentra niños (…) carga con ellos, para abandonarlos luego lejos
de su casa” o “les chupa la sangre hasta matarlos, y los cuelga luego de un
árbol” (Colombres, 2009: 119); el Y-Póra
“se lleva a los niños… y asecha también a las doncellas, a las que suele raptar
para satisfacer sus deseos sexuales (Colombres, 2009: 187); el Yasí-Yateré
rapta niños o “los ahoga en un arroyo”, “secuestra muchachas.. para satisfacer
sus apetitos sexuales (Colombres, 2009: 102) .
La
noche y el estado del tiempo. Es de interés atender al
contexto temporal, ya que el CSA ocurre de noche “a eso de las 2 de la
madrugada”, y la oscuridad es un actante que coadyuva a la percepción de las FM
examinadas (Blache, 1982: 52): los Negros del Agua, tumban las canoas de los
navegantes “en las noches de luna” (Colombres, 2009: 72); a los niños, el
Pombero “puede secuestrarlos en la noche” (Colombres, 2009: 119) y si “se habla
de él por las noches, es preciso hacerlo en voz baja para no ofenderlo” (Colombres,
2009: 120), “es necesario (…) ofrendarle de noche” (Ambrosetti, 1947: 52); el
Yasí-Yateré sale “a menudo también de noche, sobre todo en las de luna llena” (Colombres,
2009: 102). Según el testigo “mucha lluvia (…) había caído (…) Bajaron de golpe
en el agua, por qué había llovido mucho”, ahora bien, un actante coadyuvante de
la percepción del Pombero es “una situación climática inestable o el cambio
repentino del tiempo” (Blache, 1982: 52).
Efectos
posteriores al encuentro.
El testigo relata que tras el encuentro “anduve unas horas perdido en el
campo, porque me desorienté y no pude ubicar cómo volver. Me quedó un fuerte
dolor de cabeza que hasta ahora no me pasa”, precisamente en relación a esto se
cuenta que los niños capturados por el Pombero a veces son abandonados “lejos
de su casa… atontados” (Colombres, 2009: 119). Señalemos que la idea de
extravío se asocia según Juan B. Ambrosetti al Petey nombre dado a una FM
que se identifica con la Caá-Porá
(Ambrosetti, 1947: 47-48).
A
modo de conclusión. Si bien el CSA presenta notas distintivas
(el testigo dice observar un “objeto muy
luminoso” = “aparato” = “nave”), en orden al isomorfismo entre los humanoides y
las FM, se advierten en el relato al menos cuatro tópicos recurrentes en la
mitología de la cultura criolla del litoral argentino: 1) seres antropomorfos
(“eran como nosotros, los seres humanos”); 2) de baja estatura (“tendrían un
metro a un metro 10 más o menos”; 3) color negro (“uniforme negro”), y 4) que
despiertan temor (“tenía un poco de temor”).
Bibliografía
Ambrosetti, Juan B.
1947:
Supersticiones
y Leyendas.
Buenos Aires, ed. Pingüino-Lautaro, 1947.
Ballester Olmos, Vicente J. y Fernandez Peris, Juan
A. 1987:
Enciclopedia
de los encuentros cercanos con OVNIS.
Esplugues de Llobregat (Barcelona), ed. Plaza &
Janes, 1987.
Blache, Martha
1982:
Estructuras
del miedo.
Buenos Aires, ed. Plus Ultra, 1982.
Colombres, Adolfo
2008:
Seres
mitológicos argentinos.
Buenos Aires, ed. Colihue, 2008.
Colombres, Adolfo
2009:
Seres
sobrenaturales de la cultura popular argentina.
Buenos Aires, ed. del Sol, 2009.
Durrant, Henry
1978:
Humanoides
extraterrestres.
Buenos Aires, ed. Javier Vergara, trad. cast. de Ariel
Bignami, 1978
Hynek, J. Allen 1979:
El
informe Hynek.
Buenos Aires, ed. Javier Vergara, trad. cast. de Ariel Bignami, 1979.
Meichtry, Norma
1987:
Corrientes:
el paisaje y el hombre.
en Todo es Historia,
Capitulo 6, Buenos Aires, febrero de 1987.
Meli, Alfredo 1986:
“Me
parecieron forasteros y ahí nomás pelé mi facón”.
en Libre Al Fin, [ed. Perfil, Buenos Aires]
Año 3, Nº 116, 1-4-[19]86 pp. 52-55.
Villagrán, Francisco
1986a:
Encuentro
del Tercer Tipo en Santa Ana.
en El Litoral,
Corrientes, lunes 24 de marzo de 1986,
p.13.
Villagrán, Francisco
1986b:
Análisis
y conclusiones de un “encuentro del tercer tipo”.
en El Litoral,
Corrientes, martes 25 de marzo de 1986,
p.4.
Villagrán, Francisco 1986c:
“Don
Rito estuvo con los ET”.
en Libre Al Fin,
[ed. Perfil, Buenos Aires] Año 3, Nº 116, 1-4-[19]86, p. 54.
Villagrán, Francisco 1986d:
Descenso
y contacto en Santa Ana (Corrientes).
en Cuarta Dimensión,
nº 142, Julio 1986, pp. 32-33.
ANDRÉS
SALVADOR Es Abogado y Profesor de Ciencias Jurídicas. Se interesa
en el Pensamiento simbólico y en el contexto de su pérdida social y sus
consecuencias; asimismo se ha dedicado al estudio de la persistencia del
pensamiento mitológico y su relación con el fenómeno OVNI. Es administrador del
blog OVNIS en Corrientes
http://www.ovnisencorrientes.blogspot.com.ar/ que presenta notas e información sobre el
fenómeno y su manifestación en el ámbito de esa Provincia. Es responsable del Café Ufológico de Corrientes, miembro de
la Acadèmie d'Ufologie de Francia y
de la Comisión de Estudio del Fenómeno
Ovni de la República Argentina – CEFORA, así como Director Nacional del
Capítulo de la Mutual UFO Network – MUFON
en Argentina. Está dedicado a la elaboración de un catálogo de los casos
registrados documentalmente en la Provincia de Corrientes entre 1947 y 2001.
[1] Villagrán publica una serie de artículos sobre el
asunto en el diario El Litoral de
Corrientes (Villagrán, 1986a y 1986b), y en la revista especializada Cuarta Dimensión (Villgrán, 1986d), así
como una nota en la revista Libre Al Fin
que acompaña a un artículo de Alfredo Meli (Villagrán, 1986c).
[2] El
caso ocurre en las cercanías de la localidad de Santa Ana de los Guácaras o
Huácaras o Santa Ana, que se encuentra ubicada en el departamento San Cosme, a unos
20 kilómetros de la capital de Corrientes, de forma que el escenario del EC3 se
localiza desde el punto de vista paisajístico en la unidad fisiogeográfica denominada Triangulo de la Capital (Meichtry, 1987:
5 y 8), dentro de la llamada frontera inicial de la expansión Correntina (siglo
XVI) (Meichtry, 1987: 4 y 6), habiendo sido originariamente una reducción de
indios no nativos del lugar. Al momento del incidente el Departamento San Cosme
se encuentra en un contexto de crecimiento de población en continuo retroceso
(Meichtry, 1987: 16-17), con una densidad de 12,0 a 15,9 hab./km2 (1980)
(Meichtry, 1987: 19).
[3] En
esto hemos atendido en general a las variables
indicadas por Ballester Olmos y Fernandez Peris (1987: 20-22) para el
examen de un caso.
[4]
Seguimos el relato del testigo conforme lo recoge Villagrán en 1986d salvo
indicación en contrario.
[5] A título
de ilustración, señalemos que en un caso francés clásico de observación de
Humanoides, sobre el que nos informa Henry Durrant, ocurrido en Cussac (Cantal), el 22 de agosto de 1967
(10.30 horas, hora local), en el que “se describe la presencia de pequeños
seres y de una maquina” (Durrant, 1978:
34), se presenta a los primeros en los siguientes términos: “Aunque la estatura
de los desconocidos se situaba entre 1 metro
y 1,20, nuestros dos testigos
comprendieron que no estaban frente a niños como ellos, sino frente a lo que
luego denominaron “Hombrecitos negros” (…) Sus cuerpos parecían recubiertos con
un ropaje negro, ajustado, algo similar al de un buceador” (Durrant, 1978: 36).
[6]
Sobre el habla de los Humanoides véase La
Comunicación en Durrant, 1978: 186-191, particularmente los casos en que el
idioma uranio [término empleado por
Durrant sin referencia ninguna a cualquier origen preciso (p. 12)] fue totalmente incomprensible para el testigo
en p. 188.