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Andres Salvador [comp.]
Andres Salvador [comp.]
El siguiente artículo, que presenta el análisis y conclusiones sobre un encuentro cercano del tercer tipo del que fuera protagonista el Sr. Rito Melgarejo en las inmediaciones de la localidad de Santa Ana en la Provincia de Corrientes en la República Argentina el lunes 17 de marzo de 1986, fué publicado originalmente en el diario El Litoral de Corrientes, el martes 25 de marzo de 1986 en página 4, y forma parte de una serie de dos notas firmadas por el Señor Francisco Villagrán, la primera de las cuales también fué reproducida en este blog el pasado domingo 10 de junio de 2012.
Como en la anterior oportunidad, el texto y las imagenes que originalmente acompañaban al artículo y que presentamos
aquí fueron cedidas
para esta publicación por el Señor Villagrán, a quien reiteramos nuestro agradecimiento.
“DESCENSO DE UN OVNI EN SANTA ANAAnálisis y conclusiones de un “encuentro del tercer tipo”El reciente descenso de una nave de características extrañas, más bien diríamos un OVNI, en las cercanías de la localidad de Santa Ana delos Guácaras, zona turística por excelencia que presta un marco vegetal imponente a todos los que la visitan, sin duda deja mucho material para el análisis de un caso de “Encuentro Cercano del Tercer Tipo” que si se lo mira con un poco de detenimiento, quizás haya habido una intención remota de rapto o “abducción” por parte de los extraños y pequeños seres avistados por el señor Rito Melgarejo, agricultor de esa zona.Según Melgarejo, el raro aparato se posó de improviso cerca de él y rápidamente pudo ver a dos extraños seres, pequeños, con la altura más o menos de un niño de 7 años, que le hablaban y le hacían señas, pero como él no entendía nada y tampoco quería hacerlo, por ese temor atávico que tiene todo ser humano, le dijo que “no quería saber nada” y rápidamente se dirigió a su casa, distante unos 1000 metros de esa zona.Pero no vamos a abundar en detalles al respecto (ver El Litoral de ayer) sino que vamos a tratar de establecer una hipótesis de trabajo como comúnmente se la llama en el campo investigativo de la Ovnilogía. Es evidente que algún extraño objeto descendió en el lugar explicado por el señor Melgarejo, porque EL LITORAL estuvo allí a las pocas horas del suceso y pudo comprobar “in situ” en el propio terreno de los hechos que todo lo manifestado por el testigo era cierto.
Las extrañas marcas en el terrenoEn tren de conjeturas, si el testigo hubiese declarado todo lo que declaró, y no hubiera un testimonio físico como para corroborar sus conceptos, se podría pensar que se está en presencia de una ilusión o algo parecido. Pero en el caso Santa Ana, el testigo en todo momento mostró una seguridad asombrosa, y no se contradijo en nada. Si tenemos en cuenta el nivel cultural del testigo, esto sería imposible, debería tener alguna contradicción en algún momento.Además el grupo familiar del mencionado Melgarejo corroboró totalmente lo manifestado por él, y lo que es más, en los interrogatorios individuales a los que fueron sometidos sin ellos darse cuenta, fueron muy claros en todo. Hubo una coincidencia total. Está también el hecho de que este humilde trabajador del campo correntino, al igual que la mayoría de la gente del interior, es pura, ingenua en cierta medida, sincera y honesta, esto se reconoce sin necesidad de hacer algún estudio especializado Un conocido investigador del fenómeno OVNI dijo una vez con mucha razón, que es “muy difícil que la gente de campo mienta” sencillamente porque no lo siente así y no están en las mismas condiciones de la gente de la ciudad, son incontaminados y sinceros a carta cabal.En el caso que nos ocupa, el testigo Rio Melgarejo, siempre tuvo una total certeza y en su manera simple y campechana de decir lo que vió y le ocurrió no daba ningún margen para la duda. Por ejemplo el dijo que cuando los dos seres descendieron, el tuvo miedo “aunque no mucho” y cuando se quiso alejar hacia su casa, las piernas no le respondían, era como si se hubiesen acalambrado y le costaba moverlas, como si tuvieran mucho peso. Si a esta secuela física agregamos el hecho de que tuvo un persistente y molesto dolor de cabeza que hasta hoy lo persigue, llegamos a la conclusión de que son pautas de comportamiento clásicas en este tipo de encuentros cercanos, y estas dolencias y alteraciones orgánicas se deberían quizás al poderoso campo electromagnético que rodea a estas naves de otros mundos.La anguila que aparece quemada y a pesar del tiempo transcurrido, no presenta signos de descomposición y por el contrario, parece como si estuviera disecada, o momificada, para usar otros términos, es de por sí un enigma que en cierta manera está testificando que allí hubo algo raro, quizás la alta temperatura o el campo electromagnético de estas poderosas naves que hicieron que la angula quedara así.Las huellas, marcadas profundamente en el terreno, como si fueran maracas de patas de un artefacto que se posó en el suelo, son un testimonio de indudable valor, que si lo sumamos al otro del pasto quemado y con características muy distintas del pasto verde que crece normalmente alrededor del sector en el cual los arbustos y pastos están secos, tenemos un cuadro completo de un aterrizaje con huellas inconfundibles de que algo my pesado (quizás alrededor de unos 3 o 4 mil kilos) marcó el terreno. Y si a eso sumamos que el objeto se posó sobre el agua, de acuerdo a lo declarado por el testigo, tenemos que quemó el pasto aún con el agua, lo que habla que esa nave debió tener una altísima temperatura (entre 1.800 y 2.000 grados) de acuerdo a casos muy parecidos, estudiados oportunamente y que fueron considerados como auténticos.
Casos similaresSi nos atenemos al estudio comparativo de casos similares (Ovnilogía comparada) ocurridos en todo el mundo, encontramos muchos puntos de coincidencia en casi todos los aspectos. Por ejemplo en caso Balvidares en la provincia de Buenos Aires, donde hubo un descenso que también dejó huellas similares o sin ir muy lejos, el caso Derqui, aquí en Corrientes, en 1981, que también fuera reflejado en las páginas de nuestro diario, donde quedaron marcas y el terreno cristalizado debido al intenso calor a que fue expuesto. Esto da margen para considerar las marcas como muy parecidas, por lo tanto se las puede considerar como autenticas.
ConclusiónUn caso más de contacto que deja marcas sobre nuestro planeta con el agregado de un avistaje de dos tripulantes de pequeño tamaño. El hecho de haber estado cerca del extraño aparato, dejó en el testigo unas secuelas características de un dolor de cabeza constante y las piernas como acalambradas durante un corto tiempo después de la experiencia.El análisis muy superficial del testigo y su grupo familiar no dejan dudas de que se trata de gente honesta y sincera, que no puede tener mayor mayormente idea de cómo como fabular una cosa así, y mucho menos hacer coincidir hechos que escapan a su comprensión.Lo concreto es que hubo un descenso, las huellas, marcas y el pasto quemado los atestiguan, eso nadie lo puede negar. En cuanto a los tripulantes que descendieron, a pesar de que el testigo no puede hacer una descripción exacta de sus características, coinciden con otros casos denunciados en todo el mundo. En líneas generales, todo hace coincidir el hecho de que algo extraño sucedió en Santa Ana. Todo lo allí ocurrido no es la primera vez que sucede, ni será la última.Investigación: Francisco VillagránFotos: Raúl Villalba” [Villagrán, 1986: 4].
Bibliografía
Villagrán,
Francisco 1986:
Análisis y conclusiones de un “encuentro del tercer
tipo”.
en El Litoral,
Corrientes, martes 25 de marzo de 1986,
p.4.