Por Andrés Salvador
Durante siglos, varias personas han creído poseer pruebas fehacientes de que la Gente Pequeña existe. Los denominan hadas, duendes, hadas de mal agüero, rojos, la buena gente, o leprechauns, o los personifican como Puck, Robin Goodfellow o Mab, con una serie de cuentos y tradiciones urdidas en torno a la Gente Pequeña (…) Es interesante considerar que lo mismo que se dice de la Gente Pequeña puede decirse de los casos en que los ocupantes de los <<platillos volantes>> se han interferido con los hombres.
Fritz Leinberg, Los Fantasmas
Abducción del Sr. Rubén Meneses según la interpretación del dibujante Carlos Pedrozo (2002) - Archivo Francisco Villagrán
En este trabajo aportamos algunos elementos para el estudio
comparado de la morfología del humanoide que habría sido observado por el Sr.
Rubén Meneses en cercanías de San Luis del Palmar (Corrientes - Argentina) en
diciembre de 1981, en el curso de lo que los investigadores del fenómeno OVNI
llaman encuentro cercano del tercer tipo
(Hynek, 1979: 37-38, en adelante: EC3), con criaturas del fondo mitológico de
la cultura criolla del litoral argentino.
Hechos del Caso Rubén
Meneses (1981). En la exposición de los hechos del Caso Rubén Meneses
(1981) nos servimos del artículo de Francisco Villagrán publicado originalmente
en el diario El Litoral de
Corrientes, el lunes 28 de diciembre de 1981 en página 18[1].
1. Localización y circunstancias. Los hechos habrían ocurrido
en cercanías de la ciudad de San Luis del Palmar (Corrientes – Argentina) el
martes 15 de diciembre de 1981 aproximadamente a las 15:30, cuando el Sr. Rubén
Meneses, entonces de 40 años de edad, que
se desempeñaba como chofer de un camión
volcador [dumper truck] de la Dirección Provincial de Vialidad, patente W
013976, se dirigía en el mismo: “desde Paso de la Patria a San Luis a buscar a
un grupo de compañeros que estaban trabajando allí” (Villagrán, 1981: 18).
2. Inicio del EC3: “eran las 15,30 más o menos, cuando estaba
cerca de San Luis del Palmar, veo una luz muy fuerte al costado de la ruta,
pienso que es el sol, pero no puede estar tan bajo a esa hora, entonces miré
atrás y vi el sol. La luz se me vino encima y cuando quise acordar la tenía
sobre mí me encegueció, sentí como el camión volcador de Vialidad se movía y
veía pasar a autos y camiones a mucha velocidad en la ruta. Sentí en todo el
cuerpo como un hormigueo y vi la cabina y todo el camión envueltos en una luz
blanca muy potente, que atravesaba todo. Después me semidesvanecí, y aunque en
ningún momento perdí totalmente el conocimiento, me parecía que veía las cosas
como con somnolencia” (Villagrán, 1981: 18).
3. Desarrollo del EC3: “Durante el tiempo que duró esto, me ví
en un lugar todo espejado, como si fuera de acero inoxidable, yo estaba boca
abajo, como suspendido en el aire, y había un ser de no más de un metro de
estatura, parado en una semipenumbra, y yo sentí que me hacía preguntas y yo le
contestaba, pero mentalmente (telepatía) es decir yo veía como imágenes
mentales. Tenía la frente con muchas arrugas y me llamó la atención el brazo
más largo de lo común” (Villagrán, 1981: 18).
4. Desenlace del EC3: “Cuando me di cuenta estaba a 6 km. de
Berón de Astrada[2].
Tuve mucho miedo, manejé como pude y llegué a Berón de Astrada y fui a la policía, de allí avisaron a Vialidad en
General Paz y me vinieron a buscar en un auto de la policía de allá”
(Villagrán, 1981: 18).
5. Hechos posteriores al EC3: Según el Dr. Alberto Vidal,
médico que atendió primero al Sr. Meneses “este hombre tuvo una tremenda
experiencia, porque cuando me avisaron para que lo vaya a ver a su casa, estaba
con un ataque de nervios total, tenía mucho miedo por lo que le había pasado y
lloraba como un chico. Realmente yo nunca vi un hombre en ese estado. Tiene que
haber tenido una experiencia terrible que lo afectó profundamente, de otra
manera, la cosa no tiene explicación. Yo lo atendí unos días y luego le
aconsejé que fuera a Corrientes para que lo viera un especialista, pero al
parecer no le fue muy bien. A pesar de todo, ahora por lo menos habla algo y
puede ver la luz, cosa que antes no ocurría. Está tomando constantemente
medicamentos, porque desde esa fecha casi ni duerme ni come (…) Lo único que le
quedó como marca es una franja rojiza en los ojos, que ahora se le está
disipando, y que prácticamente no lo dejó ver la luz durante varios días.
Todavía hoy anda con anteojos oscuros hasta dentro de la casa, porque le
molesta mucho la luz” (Villagrán, 1981: 18) el propio Meneses señaló respecto
de su experiencia que “En fin, no quiero acordarme de esto, cuando quiero
dormir, se me presenta todo lo que me pasó y tengo mucho miedo, no puedo dormir
ni comer” (Villagrán, 1981: 18) y que habría experimentado estreñimiento
(Villagrán, 1981: 18). Señalemos que según el entonces “Jefe de Vialidad
Provincial en General Paz, Sr. Ramón Maldonado (…) [a] Meneses (…) lo hicieron
llamar de Gendarmería de Corrientes, para declarar” (Villagrán, 1981: 18).
Isomorfismo de la
entidad del Caso Rubén Meneses (1981) con figuras míticas de la cultura criolla
del litoral Argentino. Examinamos aquí los elementos comunes que la
morfología del humanoide del Caso Rubén Meneses (1981) [en adelante: CRM] presente
con criaturas del fondo mitológico de la cultura criolla del litoral argentino con
arreglo a una de las tricotomías del signo propuestas por Charles S. Pierce
(Blache,1982: 44):
1. Nivel Icónico = como se percibe sensorialmente a la figura
mítica: En el CRM se describe "un ser de no más de un metro de estatura”
(Villagrán, 1981: 18) lo que nos remite a la figura del Pombero del que “dicen
que es pequeño” (Blache, 1982: 51), del Yasý Yateré, que se presenta como “un
ser pequeño” (Blache, 1982: 64), o el Curupí “un enano moreno y fornido”
(Morales, 1960: 75).
En
tanto en el CRM el testigo afirma que le “llamó la atención el brazo más largo
de lo común” (Villagrán, 1981: 18) de la
entidad, Girala Yampey escribe que el Pombéro “es de estatura baja, brazos
largos, y piernas cortas” (Yampey, 2006: 80).
En
el CRM la entidad “Tenía la frente con muchas arrugas” (Villagrán, 1981: 18) detalle
este de las arrugas que encontramos en el Kurupí sobre el que Franklin
Rúveda dice:
Su cuerpo es rugoso
Y sin coyunturas
Y al árbol añoso
Su piel se parece
(Rúveda,
1971: 29)[3]
La
entidad del CRM estaba “parado en una
semipenumbra” (Villagrán, 1981: 18) lo que tiene interés en tanto (1) la nota
de indefinición se ha señalado en
relación al Pombero (Blache, 1982: 59): “Escurridizo como es, no se deja ver
(…) Lo mencionan como invisible, aunque muchos afirman haberlo visto” (Yampey,
2006: 80), “lleva un sombrero de paja grande, el que le cubre el rostro” (Lopéz
Bréard, 2004: 283); (2) “la dificultad que
tienen los informantes para distinguir (…) [la] fisonomía” del Yasý
Yateré (Blache, 1982: 65) cuyo: “rostro (es) irreconocible” (Lopéz Bréard,
2004: 157); y (3) del Kurupi se dice que su: “andar se siente y se oye pero es muy
difícil verlo” (Yampey, 2006: 73).
La
“pobreza de datos con referencia a lo icónico” que Martha Blache observa en las
narraciones sobre la figura del Pombero (Blache, 1982: 59) se advierte en el
relato del CRM que examinamos.
2. Nivel indicial = como expresa su actuar: El CRM se produce a
“las 15,30 más o menos” [=siesta] de un mes de diciembre [=verano] (Villagrán,
1981: 18) lo que se corresponde con actantes coadyuvantes del Yasy Yateré (Blache,1982:
65-66) que “es rubio, de tanto andar bajo los implacables rayos solares de las
ardientes siestas” (Yampey, 2006: 76); escribe Blache: “la siesta y el verano,
con su connotación de sol y calor. La siesta en un clima tropical representa un
riesgo. Es el momento del día en que se suspende la actividad, se acallan los
ruidos, la luz reverbera y enceguece, un calor sofocante y agobiante emana de
la bruma. Se asocia al Yasy Yateré con
el verano, el momento radiante del sol” (Blache, 1982: 66).
El
sol tiene en el CRM un papel significativo: “veo una luz muy fuerte al costado
de la ruta, pienso que es el sol, pero no puede estar tan bajo a esa hora, entonces
miré atrás y vi el sol” (Villagrán, 1981: 18)[4].
El testigo agrega que: “La luz se me vino encima y cuando quise acordar la
tenía sobre mí me encegueció (…) vi la cabina y todo el camión envueltos en una
luz blanca muy potente, que atravesaba todo” (Villagrán, 1981: 18), en tanto el
Pombero sostiene un bastoncito de oro que: “refulge al sol, atrayendo y
encandilando (Lopéz Bréard, 2004: 283).
Por
fin, señalemos que también a la siesta actúan el Kuarajï Yara (Morales Segovia,
2005a: 9), el Kurupí (Morales Segovia, 2005a: 10), el Pombero (Morales Segovia,
2005a: 15) y el Pomberito:
ese duende misterioso,
muy glotón y petisito,
que vive en los bananales
de la siesta campesina
(Rúveda,
1971: 36)
En
el CRM el testigo es abducido [Morey
Ripoll (Coord.), 1997: 14-25] y el Kuaraï yara “suele llevarse a los niños
recién nacidos” (González, 1966: 73-74) mientras que el Jasy Jateré “persigu(e)
a los niños traviesos, a quienes rapta para lamerlos y dejarlos luego
abandonados a su suerte” (Lopéz Bréard, 2013: 20) y el Curupí “suele vagar a la
hora de la siesta para raptar niños” (Morales, 1960: 75); escribe Enesto
Morales: “El Curupí forma, con el Yasî
Yateré y el Pombero, una trinidad
cuyo solo nombre lleva terror al corazón de las madres indias” (Morales, 1960:
83).
El
testigo es regresado pero no sin consecuencias que el Dr. Alberto Vidal describe
en estos términos: “este hombre tuvo una tremenda experiencia, (…) estaba con
un ataque de nervios total, tenía mucho miedo por lo que le había pasado y
lloraba como un chico. Realmente yo nunca vi un hombre en ese estado”
(Villagrán, 1981: 18); también quien retorna tras haber sido llevado por el
Pombero experimenta consecuencias: “se queda tonto” (Blache, 1982: 50) o “con
problemas mentales que lo llevaron a la locura” (Fabro et al., 2001: 63).
En
el CRM el testigo habría sido “teletransportado (…) casi 110 km” (Villagrán,
1981: 18) “en menos de 40 minutos” (F.A.V., 1995) y el Pombero: “puede
trasladarse de un lugar a otro con increíble rapidez” (Yampey, 2006: 79).
El
testigo del CRM dice “sentí que me hacía preguntas y yo le contestaba, pero
mentalmente (telepatía) es decir yo veía como imágenes mentales” (Villagrán,
1981: 18). Tanto el Pombero (Morales Segovia, 2005b: 19-20) como el Curupí
(Morales, 1960: 76-77) hablan y se comunican con los humanos.
3. Nivel simbólico = como la valoriza el informante: No se
registran en el relato del CRM elementos
sobre la valoración hecha por el testigo al momento del EC3 solo se indica
que al ser entrevistado afirma: “no quiero acordarme de esto, cuando quiero
dormir, se me presenta todo lo que me pasó y tengo mucho miedo, no puedo dormir
ni comer” (Villagrán, 1981: 18).
El CRM, la mitología
OVNI y la experiencia religiosa. El CRM presenta elementos propios de la
mitología OVNI[5] que
aquí no examinamos pero indicamos con beneficio de inventario como la:
1. Abducción [Morey
Ripoll (Coord.), 1997: 14-25]: “Durante el tiempo que duró esto, me ví en un
lugar todo espejado, como si fuera de acero inoxidable, yo estaba boca abajo,
como suspendido en el aire” (Villagrán, 1981: 18).
2. Teleportación
[Morey Ripoll (Coord.), 1997: 359][6]:
“cuando estaba cerca de San Luis del Palmar (…) sentí como el camión volcador
de Vialidad se movía (…) Cuando me di cuenta estaba a 6 km. de Berón de
Astrada” (Villagrán, 1981: 18).
3. Tiempo perdido
[Morey Ripoll (Coord.), 1997: 362]: “Después me semidesvanecí, y aunque en
ningún momento perdí totalmente el conocimiento, me parecía que veía las cosas
como con somnolencia” (Villagrán, 1981: 18).
También se registran elementos de la experiencia religiosa como:
1. El vuelo mágico
(Eliade, 1961: 123-136): “el camión volcador de Vialidad se movía y veía pasar
a autos y camiones a mucha velocidad en la ruta” (Villagrán, 1981: 18).
2. La luz mística
(Eliade, 1984: 21-97): “veo una luz muy fuerte al costado de la ruta, pienso
que es el sol, pero no puede estar tan bajo a esa hora, entonces miré atrás y
vi el sol. La luz se me vino encima y cuando quise acordar la tenía sobre mí me
encegueció (…) y vi la cabina y todo el camión envueltos en una luz blanca muy
potente” (Villagrán, 1981: 18)
El CRM y las
creencias folklóricas vivas. Los elementos comunes de la morfología del
humanoide del CRM con criaturas del fondo mitológico de la cultura criolla del
litoral argentino pueden entenderse atendiendo al hecho, señalado por Susana
Chertudi[7]
(siguiendo a Linda Dégh[8]),
que la leyenda de creencia
(belief-legend) presente en la sociedad industrial moderna en “los relatos en
torno de los objetos voladores no identificados (OVNI)” (AAVV, 1978: 173) “está
entretejida con otras manifestaciones de creencias folklóricas vivas” (AAVV,
1978: 172)[9],
y si ello se puede afirmar de una sociedad industrial moderna con mayor razón de
una sociedad como la de Corrientes que presenta al momento del hecho rasgos
propios de sociedades tradicionales (Espinola-Acosta Rivellini, 1993: 190).
Papel de los periódicos
en el entretejido de la mitología OVNI con creencias folklóricas vivas. Señala
Villagrán refiriéndose a la exposición que hace de los hechos del Caso Rubén
Meneses (1981) que: “El que sigue es el relato casi textual de lo que él nos
contó” (Villagrán, 1981: 18), expresión que visibiliza la función: 1) de
intermediación del periodista “entre el fenómeno y su evaluación final”
(Banchs, 1994: 39)[10],
2) de los periódicos en el entretejido de la mitología OVNI con creencias
folklóricas vivas, en este punto es orientadora la observación de Blache referida
al Yasí Yateré: “También funcionan como elementos coadyuvantes las
publicaciones en los periódicos, que ocasionalmente, según algunos informantes,
narran casos del Yasí Yateré. La comunidad asigna calidad de cierto a lo
expresado por la palabra escrita” (Blache,1982: 69).
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2006.
ANDRÉS
SALVADOR
Es Abogado y Profesor de Ciencias Jurídicas. Se interesa en el Pensamiento
simbólico y en el contexto de su pérdida social y sus consecuencias; asimismo
se ha dedicado al estudio de la persistencia del pensamiento mitológico y su
relación con el fenómeno OVNI. Es administrador del blog OVNIS en Corrientes
http://www.ovnisencorrientes.blogspot.com.ar/ que presenta notas e
información sobre el fenómeno y su manifestación en el ámbito de esa Provincia.
Ha sido Coordinador del Café Ufológico de
Corrientes (2012-2015), miembro de la Acadèmie
d'Ufologie de Francia y de la Comisión
de Estudio del Fenómeno Ovni de la República Argentina – CEFORA, así como Director Nacional del
Capítulo de la Mutual UFO Network – MUFON
en Argentina. Está dedicado a la elaboración de un catálogo de los casos OVNI registrados
documentalmente en la Provincia de Corrientes entre 1947 y 2001.
[1]
Este artículo es el segundo de una serie de dos notas firmadas por Villagrán
tituladas de forma genérica “Corrientes
en la senda de los OVNIS”, la primera de las cuales “Un sugestivo fenómeno
ocurrido en Derqui” fue publicada en El
Litoral, Corrientes, domingo 27 de diciembre de 1981, p. 18.
[2] Esto
supone que Meneses habría sido “teletransportado por un Objeto Volador No
Identificado, desde las inmediaciones de San Luis del Palmar, hasta cerca de
Berón de Astrada, casi 110 km” (Villagrán, 1981: 18) “en menos de 40 minutos” (F.
A.V., 1995).
[3] La
capacidad del Kurupi de tomar la
apariencia “de un árbol de piel rugosa” o de corporeizarse “como un indígena (…)
de piel rugosa” es indicada por Yampey, 2006: 73.
[4]
Sobre la asociación del Pombero con un mito
solar ver Lopéz Bréard, 2004: 283 – 284 y también Lopéz Bréard, 2013: 25.
[5] Para
el testigo su experiencia se presenta como una historia verdadera (Eliade, 1994: 13): “tenía mucho miedo por lo
que le había pasado” (Villagrán, 1981: 18), por ello en el estudio de la mitología
OVNI es atendible la observación hecha por Mircea Eliade cuando afirma que:
“Para tener éxito en su tarea, el historiador de las religiones no está
obligado a pronunciarse sobre la autenticidad de tal o cual caso preciso de
levitación ni a limitar su examen al estudio de las condiciones en las cuales
un tal caso puede realizarse; toda creencia en el “vuelo mágico”, todo rito de
ascensión, todo mito que comporta el motivo de una comunicación posible entre
la Tierra y el Cielo son igualmente preciosos para el historiador de las
religiones; cada uno representa un documento espiritual de gran valor, por
cuanto esos mitos, esos ritos, esas creencias expresan a la vez situaciones
existenciales del hombre en el Cosmos y traicionan sus deseos oscuros y sus
nostalgias. En cierto sentido, todos esos hechos son reales, por cuanto cada uno de ellos representa una experiencia
espiritual auténtica donde el alma
humana se ha encontrado profundamente comprometida” (Eliade, 1961: 111).
[6] En
la entrada se hace referencia a la teleportación
del matrimonio Vidal y su automóvil desde Chascomús (Argentina) hasta México,
en lo que resultó ser un montaje publicitario detenidamente examinado por
Alejandro Agostinelli, 2009: Entre la
neblina, pp. 131-167.
[7] En
su trabajo: La leyenda folklórica en la
Argentina en AAVV, 1978: 165-173.
[8] Chertudi remite a: Dégh,
Linda: The “Belief Legend” in Modern
Society: Form, Function, and Relationship to Other Genres. (En: American Folk Legend. A Symposium, ed.
Wayland D. Hand. University of California Press, Berkeley-Los Angeles-London,
1971, p. 55-68) (AAVV, 1978: 173).
[9] Sobre
el carácter vivo de las creencias folklóricas de la cultura criolla del litoral
argentino recomendamos el artículo de Buenaventura R. D. Terán, Vigencia de la narrativa guaraní-jesuitizada
en el folklore del litoral fluvial: Aporte al conocimiento de la literatura
oral de la región bañada por el rio Paraná, en Suplemento Antropológico - Universidad
Católica (Asunción - Paraguay), Vol. XVII, nº 1, junio 1982, pp.213-230,
también del mayor interés es el texto de Fabro et al., 2001.
[10]
Sobre esto véase Banchs, 1994: La
información periodística, pp. 23-42.