Texto original: Sarah Scoles, Mysterious Martian "Cauliflower" May Be the Latest Hint of Alien Life,smithsonianmag.com, February 1, 2016 - Trad. cast. de Andrés Salvador
Misterioso "coliflor" marciano puede ser el último indicio de vida extraterrestre
Formaciones de sílice inusuales descubiertas por un rover de la NASA se parecen mucho a las estructuras formadas por microbios alrededor de géiseres en la Tierra
Una imagen fotografiada por el Spirit cerca de Home Plate muestra formaciones de sílice sobresaliendo del suelo, que pueden haber sido formadas por vida microbiana. (NASA/JPL-Caltech)
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Por Sarah Scoles
La búsqueda de signos de vida en Marte ha estado durante décadas y hasta ahora los científicos han encontrado solamente tierra árida y rocas. Ahora un par de astrónomos cree que las extrañas formas minerales en el interior de un cráter marciano podría ser la clave por la que todo el mundo ha estado esperando.
En 2008, los científicos anunciaron que el rover Spirit de la NASA había descubierto depósitos de un mineral llamado sílice opalino [=opaline silica] en el interior del cráter Gusev de Marte. Esto por si solo no es tan notable como la forma del sílice: sus capas exteriores están cubiertas de pequeños nódulos que se parecen a cabezas de coliflor brotando de la tierra roja.
Ni uno sabe por seguro cómo esas formas -afectivamente llamadas "protuberancias de sílice micro-digitadas" [=micro-digitate silica protrusions] se han formado. Pero basados en recientes descubrimientos en el desierto Chileno, Steven Ruff y Jack Farmer, ambos de la Arizona State University en Tempe, piensan que el sílice podría haber sido esculpido por microbios. En una reunión de la American Geophysical Union en Diciembre, hicieron el caso de que estos minerales extraños podrían ser nuestros mejores objetivos para la identificación de evidencia de vida pasada en Marte.
Si la lógica se mantiene, la coliflor de sílice podría pasar a la historia como posiblemente el mayor descubrimiento [hecho alguna] vez en la astronomía. Pero la biología es difícil de probar, especialmente desde millones de millas de distancia, y Ruff y Farmer no claman victoria todavía. Todo lo que están diciendo es que tal vez estos enigmáticos crecimientos son saludos minerales de antiguos extraterrestres, y alguien debería investigar.
Spirit encontró las protuberancias de sílice cerca de la región "Home Plate" del cráter Gusev, donde los geólogos piensan aguas termales o géiseres una vez quemaron la superficie del planeta rojo. Para entender lo que el paisaje congelado durante largo tiempo solía ser, tenemos que mirar más cerca de casa: regiones hidrotermales de la Tierra moderna que se asemejan a Marte en su antiguo pasado.
A tal fin, Ruff ha dos veces el año pasado caminado al Desierto de Atacama de Chile, una alta meseta al oeste de los Andes cita como el lugar más seco no-polar de la Tierra. Los científicos a menudo comparan este desierto a Marte, y no sólo poéticamente. En realidad es como Marte. El suelo es similar, como es el clima extremo del desierto.
En esta parte del Atacama, llueve menos de 100 milímetros por año, y las temperaturas oscilan de -13°F a 113°F. Con una elevación promedio de 13,000 pies sobre el nivel del mar, una gran cantidad de radiación ultravioleta llega a través de la delgada atmósfera al suelo, similar a la castigante radiación que llega a la superficie de Marte.
Del mismo modo que interpretamos el comportamiento y emociones de otros, mirando en nuestra propia psicología, los científicos buscan alrededor de nuestro planeta para ayudarse a interpretar Marte, encontrar sus puntos más habitables y buscar por signos de vida. Mientras que el de Atacama tiene oxígeno respirable y zorros evolutivamente inteligentes (que Marte no), sus medioambiente imita a Marte bastante bien y hace un buen pie para que como el planeta rojo pudo haber sido cuando era más cálido y húmedo.
Por eso, cuando los geólogos ven algo en el Atacama u otro análogo de Marte que coincide con una característica en el planeta rojo, ellos razonablemente concluyen de que los dos podrían haberse formado de la misma manera. No es un método perfecto, pero es lo mejor que tenemos.
"No creo que haya alguna manera de evitar el uso de modernos análogos terrestres para poner a prueba donde se pueden encontrar los microbios marcianos," dice Kurt Konhauser de la University of Alberta, que es el editor en jefe de la revista Geobiology.
Para entender Home Plate, tiene sentido que Ruff volviera a El Tatio, una región en el Atacama que es el hogar de más de 80 géiseres. Mientras que la mayoría de los animales terrestres no durarían mucho aquí, muchos microbios lo hacen muy bien, y la evidencia fósil sugiere que también prosperaron en el pasado distante. Por inferencia, el Home Plate de Marte podría haber hecho una vez una bonita casa microbiana.
Pero la comparación va más allá: Cuando Ruff observó de cerca a las formaciones de sílice de El Tatio, vio formas muy similares a los que el Spirit había visto en Marte. Fraternales coliflores gemelos también existen en el Yellowstone National Park, en Wyoming y la Taupo Volcanic Zone en Nueva Zelanda. En estos dos lugares, la sílice lleva las huellas fósilizadas de vida microbiana.
Ya que los microbios esculpieron las características del sílice en Wyoming y Nueva Zelanda, es posible que también ayudó a hacer las formaciones en El Tatio. Y si los microbios estaban involucrados con los coliflores en El Tatio, tal vez ellos lo hicieron crecer en Marte, también.
Pero hacer un salto lógico de una región en la Tierra a otra—desde Nueva Zelanda a Chile, por ejemplo—no es trivial o siempre correcto. Y es aún más tenue luego saltar a todo un planeta donde, hasta ahora, los científicos no han visto signos de vida. Después de todo, la historia no favorece interpretaciones amigables para la vida de los datos de Marte.
El Viking Lander 1, que poner un pie en el planeta rojo en 1976 realizó los primeros experimentos en busca de vida allí. Tres de ellos concluyeron con las manos vacías. Uno, llamado el experimento de Liberación Marcada [= Labeled Release experiment] encontró que algo en el suelo absorbió la solución de nutrientes que los científicos alimentaron y luego liberó un penacho de excreción de dióxido de carbono, como si estuviera metabolizando los nutrientes. Pero el equipo no pudo replicar estos resultados, y después de mucho entusiasmo, los investigadores tuvieron que declarar el experimento inconclusivo.
Veinte años más tarde, un meteorito de Marte encontrado en la Antártida en 1984 causó una alboroto similar. El científico de la NASA David McKay publicó un paper en 1996 que sugiere que la roca espacial podría sostener los fósiles de cosas que vivieron, creando un revuelo mediático. Pero otros científicos pronto demostraron que los "objetos en forma de bacterias" y las moléculas amigables a la biología pudieron haberse formado abióticamente, o sin la ayuda de la vida.
Ya que los microbios esculpieron las características del sílice en Wyoming y Nueva Zelanda, es posible que también ayudó a hacer las formaciones en El Tatio. Y si los microbios estaban involucrados con los coliflores en El Tatio, tal vez ellos lo hicieron crecer en Marte, también.
Subtitulo: Remolinos de vapor a través del paisaje en El Tatio en el desierto de Atacama en Chile, una de las regiones ricas en géiser que puede asemejarse al primitivo Marte. (Ben Pipe Photography/Corbis) [Ver fotos] |
Pero hacer un salto lógico de una región en la Tierra a otra—desde Nueva Zelanda a Chile, por ejemplo—no es trivial o siempre correcto. Y es aún más tenue luego saltar a todo un planeta donde, hasta ahora, los científicos no han visto signos de vida. Después de todo, la historia no favorece interpretaciones amigables para la vida de los datos de Marte.
El Viking Lander 1, que poner un pie en el planeta rojo en 1976 realizó los primeros experimentos en busca de vida allí. Tres de ellos concluyeron con las manos vacías. Uno, llamado el experimento de Liberación Marcada [= Labeled Release experiment] encontró que algo en el suelo absorbió la solución de nutrientes que los científicos alimentaron y luego liberó un penacho de excreción de dióxido de carbono, como si estuviera metabolizando los nutrientes. Pero el equipo no pudo replicar estos resultados, y después de mucho entusiasmo, los investigadores tuvieron que declarar el experimento inconclusivo.
Veinte años más tarde, un meteorito de Marte encontrado en la Antártida en 1984 causó una alboroto similar. El científico de la NASA David McKay publicó un paper en 1996 que sugiere que la roca espacial podría sostener los fósiles de cosas que vivieron, creando un revuelo mediático. Pero otros científicos pronto demostraron que los "objetos en forma de bacterias" y las moléculas amigables a la biología pudieron haberse formado abióticamente, o sin la ayuda de la vida.
Similarmente, el dióxido de carbono que el Viking detectó podría haber sido una reacción geoquímica, no una biológica. De acuerdo con Konhauser, la mayoría de las potenciales biofirmas también podrían surgir no biológicamente. Los científicos tendrían que descartar todas esas posibilidades no-vivientes antes de que pudieran decir con seguridad que no estamos solos.
Esa lección se aplica definitivamente a la coliflor Marciana.
"Habiendo trabajado en aguas termales modernas, he visto todas las formas de estructuras que parecen biológicas pero no lo son," dice Konhauser. El sílice puede provenir de procesos no-biológicos y agua, geografía, viento u otros factores ambientales pueden entonces darle forma de estructuras complejas. "Porque se vea biológico no significa que sea," dice.
Fotografiado por un Mars orbiter, esta imagen muestra capas de roca en un sistema de grandes cañones llamado Valles Marineris, incluyendo afloramientos de sílice opalino. Sobre el terreno, el rover Spirit también encontró este mineral en el cráter Gusev. (NASA/JPL-Caltech/Univ. of Arizona) [Ver fotos] |
Por el momento, Ruff y Farmer están llamando la atención sobre la coliflor Marciana porque creen que merece más estudio. Por ejemplo, los equipos de investigación pueden tomar difíciles observaciones en los varios procesos que podrían haber dado origen a las formaciones de Marte y ayudar a descartar las alternativas no-biológicas.
"Sólo cuando algo que hemos identificado como una potencial biofirma se ha probado que se ha producido únicamente por la vida, y no por cualquier medio abiótico, podemos hacer la afirmación de que se ha encontrado evidencia definitiva para la vida," dice Sherry Cady del Pacific Northwest National Laboratory en Richland, que es miembro del NASA Astrobiology Institute.
Ella está de acuerdo en que los crecimientos de sílice en Home Plate se parecen a esos cerca de las aguas termales en la Tierra. Pero a ella le gustaría examinar la evidencia de cerca—y no sólo en los retratos. "A mi me gustaría ver algunas de esas muestras traídas de vuelta," dice ella.
Mientras Spirit detuvo su vagabundeo científico en 2010, el explorador Mars 2020 de la NASA, que se lanzará en unos pocos años, se supone que recogerá muestras para su eventual retorno a la Tierra. Y la más reciente reunión para reducir las opciones del lugar de aterrizaje para el rover mantiene el cráter Gusev en la lista de candidatos. Tal vez el rover deba recoger algunas de esas coliflores y potencialmente convertir Home Plate en un home run [=En béisbol, cierta tipo de jugada que da lugar a una anotación. El autor realiza un juego de palabras conforme al cual el lugar (Home Plate) se convierte en una jugada que permite una anotación (home run)].
Mientras esperan por datos adicionales desde Marte, Ruff y Farmer harán más cavaciones en la tierra. Ellos planean investigar El Tatio para ver si es de sílice, de hecho, [si] muestra la obra de seres vivos. Si se encuentran con resultados positivos, ellos han hecho de su cadena de lógica un lazo más pequeño, tal vez trayéndonos más cerca de descubrir si algunos primos unicelulares una vez se retorcieron alrededor del planeta rojo.
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Nota Traducción castellana de Andrés Salvador (Sujeta a revisión). Las notas entre corchetes son del traductor.
Fuente Sarah Scoles, Mysterious Martian "Cauliflower" May Be the Latest Hint of Alien Life,smithsonianmag.com, February 1, 2016 - Trad. cast. de Andrés Salvador